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Cañizares y Osoro se saludan en un seminario.
El arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, arrebata a Carlos Osoro la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal

El arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, arrebata a Carlos Osoro la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal

El arzobispo de Valladolid Ricardo Blázquez repetirá otros tres años como presidente de la Conferencia Episcopal

Alfonso Torices

Martes, 14 de marzo 2017, 11:31

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No hubo sorpresas. La asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal reeligió esta mañana al cardenal Ricardo Blázquez para liderar tres años más la cúpula de la Iglesia española. El arzobispo de Valladolid logró el apoyo de 52 de los 80 obispos en activo en la primera votación, lo que le otorgó la mayoría absoluta indispensable para acceder al cargo, aunque cosechó menos apoyos que en 2014, cuando batió todos los récord de la institución con 60 votos sobre 79 posibles.

Su principal contrincante en la elección, secreta y mediante papeleta manuscrita, fue el también cardenal y arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que logró 20 votos. En una votación posterior para elegir al vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Cañizares fue el más votado, con lo que se convierte en vicepresidente para los próximos tres años. El tercer jerarca católico que recibió algún apoyo fue el hasta hoy vicepresidente de la Iglesia española, el arzobispo de Madrid (exarzobispo de Valencia) y cardenal, Carlos Osoro, con cuatro votos.

El tándem que formarán Blázquez y Cañizares repite el que ya gobernó la cúpula de la Iglesia entre 2005 y 2008, cuando ambos estuvieron al frente.

La asamblea plenaria, como apuntaba en los días previos, apostó por la continuidad y por la moderación, que es la característica que mejor representa la figura de Blázquez, tenido por todos como un punto de encuentro entre los conservadores y los más aperturistas, que no tenían votos bastantes para imponer a candidatos más afines. Es la figura de consenso, apreciado por casi todos y sin enemigos conocidos, y, además, un dirigente que le gusta gobernar de forma colegiada, con la opinión de la mayoría y mediante el acuerdo, lo que también aplauden y agradecen todos los sectores.

Los obispos cumplieron con la tradición y permitieron que el presidente de la Conferencia Episcopal disfrutase de un segundo mandato. De paso saldaron la deuda que tenían con él desde 2008, cuando, al final de su primer trienio como presidente de la institución, no logró un segundo porque el cardenal Antonio María Rouco Varela quiso volver al timón de la Iglesia española y lo derrotó por dos votos. La elección seguro que también será acogida con satisfacción en Roma.

Francisco ya ha demostrado su confianza en el arzobispo de Valladolid, a quien nombró cardenal el 14 de febrero de 2015 -cuando no llevaba ni dos años en el pontificado-, pero es que, además, parece que Blázquez ha renovado el cargo con el apoyo explícito de dos de los jerarcas católicos en los que más confianza tiene Jorge Bergoglio, los conocidos como "hombres del Papa en España", Osoro, a quien nombró cardenal en noviembre pasado, y el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, de quien se dice que podría también obtener el capelo a no mucho tardar.

De hecho, el Papa tendrá la oportunidad de demostrar en breve que apuesta por el nuevo presidente, pues Blázquez debe presentarle su renuncia como arzobispo de Valladolid muy pronto, ya que el próximo mes cumple los 75 años, la edad eclesiástica de la jubilación. Solo podrá continuar como presidente de la Conferencia si Francisco decide aplazar su renuncia hasta 2020, situación para la que hay varios precedentes, entre ellos la prórroga que Benedicto XVI concedió en 2011 a Rouco Varela, en una situación casi idéntica.

La elección es también la apuesta por la experiencia en un momento político incierto en España, en el que el PP ha perdido la mayoría en el Congreso y la Iglesia tiene que ejercer la influencia suficiente para que un posible pacto de Estado por la educación no arrincone la asignatura de Religión y no dañe los conciertos públicos que tienen más de 2.000 de sus centros privados. El arzobispo de Valladolid tiene engrasados los contactos con PP y PSOE, pues lleva doce años ininterrumpidos en la cúpula de la Iglesia entre los mandatos de presidente y vicepresidente. De hecho, bajo su presidencia, la institución logró de los socialistas un sistema de financiación pública (la X del IRPF) que mejoró en un 37% sus ingresos oficiales anteriores y un estatus jurídico para los profesores de Religión.

Los retos

Los principales retos a los que se enfrenta los desgranó él mismo el lunes, en su discurso de apertura de la asamblea. Deberá abordar la renovación y las reformas que impone el pontificado de Francisco, con una Iglesia que abre ventanas hacia adentro y hacia afuera y que parece que apuesta decididamente por centrar su preocupación con los más desfavorecidos. También debe activar las vocaciones frente ante un clero en declive y envejecido y reenganchar a los jóvenes con la práctica religiosa. De igual manera, pretende evitar que le superen los cercanos debates políticos sobre la muerte digna, la maternidad subrogada, o los nuevos modelos de familia, asuntos morales en los que ni la Iglesia ni Blázquez, un teólogo conservador, quieren ceder ni un ápice.

Ricardo Blázquez (Villanueva del Campillo, Ávila, 1942) es un hijo de agricultores que este año ha cumplido sus 50 años como sacerdote. Está considerado un reputado teólogo, doctorado en la prestigiosa Universidad Gregoriana de Roma, que comenzó a escalar en la jerarquía eclesiástica de la mano de Rouco Varela, quien en 1988 lo aupó a obispo auxiliar de Compostela, archidiócesis que él dirigía. Este abulense, descrito por todos como inteligente, bueno, sencillo, afable y próximo, dirigió también los obispados de Palencia y Bilbao (durante 15 años) antes de recalar, en 2010, en la archidiócesis de Valladolid. Entre las muchas misiones que le han encargado los tres últimos papas, Benedicto XVI le puso al frente de la investigación por pederastia contra el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.

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