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Alumnos de Primaria durante una clase. :: EFE/Nacho Gallego
La Conselleria de Educación pregunta por los profesores y alumnos homosexuales de los colegios

La Conselleria de Educación pregunta por los profesores y alumnos homosexuales de los colegios

Docentes que han tenido que contestar a estas cuestiones en un curso critican que no son necesarias para aplicar medidas que mejoren la convivencia

J. BATISTA

Martes, 7 de marzo 2017, 19:40

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El curso de formación ideado desde la Conselleria de Educación para los coordinadores de Igualdad y Convivencia incluye una herramienta que ha causado polémica entre algunos destinatarios, concretamente varias de las preguntas que forman parte de un test ideado para «hacer un diagnóstico inicial de la preparación» del centro «para ser inclusivo con la diversidad sexual, de género y familiar». También debe ayudar en el diseño de «una hoja de ruta con propuestas de mejora para prevenir y abordar» la homofobia y el odio a personas transexuales o bisexuales.

Las cuestiones que han levantado ampollas preguntan si «existen docentes Lgtb que se han hecho visibles en el centro educativo», si hay «alumnado Lgtb que se ha hecho visible en el centro educativo» y si se tiene «conocimiento de la existencia de las familias Lgtb que tienen hijos matriculados» en la escuela. También se interroga sobre si «se ven parejas de chicos o de chicas expresando su afectividad en público». Algunos de los profesionales consultados consideraron que la opción sexual del estudiantado, sus padres o del personal es «insignificante» a la hora de desarrollar su cometido en aras de la convivencia o en la elaboración de planes para atajar casos de discriminación. «Para trabajar en el respeto a la diversidad no es necesario saber si hay o no hay personas o familias con determinada orientación o identidad sexual. Se debe hacer sí o sí, enseñar en la igualdad viene en todas las leyes», explicaron las fuentes consultadas.

Un centenar de acogidos frente al millar anunciado

  • El cuestionario forma parte de uno de los módulos del curso de formación ideado para los coordinadores de Igualdad y Convivencia, una figura creada este curso en todos los centros de Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato. Entre las labores encomendadas, destaca la elaboración y desarrollo del Plan de Convivencia, donde han de aparecer todas las acciones tendentes a prevenir conflictos de cualquier tipo, como situaciones de acoso o de discriminación. Además, deben velar por la aplicación de una resolución de Les Corts aprobada en diciembre de 2015 que habla de implementar protocolos para actuar en casos de acoso sexual, por razón de sexo, orientación sexual o identidad de género en los centros. Entre las directrices del Parlamento Valenciano se pide prestar especial atención «al impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y de las redes sociales cibernéticas».

  • Para ello el coordinador debe colaborar con la dirección del centro e integrarse en la comisión de convivencia del consejo escolar, donde se da cuenta de las actuaciones a aplicar o de los conflictos detectados. Para poder desarrollar su labor se les libera de dos horas lectivas semanales y, según las instrucciones de inicio de curso, «participarán de la formación específica que se programe desde el Servicio de Formación del Profesorado con la colaboración del Servicio de Innovación y Calidad».

  • Uno de los documentos con los que han de trabajar es el protocolo para garantizar el derecho a la identidad de género, la expresión de género y la intersexualidad, de aplicación obligatoria en los centros de titularidad pública y opcional para el resto, si bien deberán cumplir con lo que disponga la llamada ley 'trans' que ultima el Consell. Las citadas instrucciones, por ejemplo, señalan que el centro debe respetar el nombre y vestuario que escojan los alumnos transexuales.

«Lo lógico es pensar a priori que cualquier aula es diversa», añadieron, antes de criticar que la percepción sobre la preferencia sexual de una persona suele ser subjetiva y que no es de recibo preguntar a otros sobre estas cuestiones. Y es que en el test se indica que para responder a las preguntas el interesado puede servirse de otros docentes, del equipo directivo e incluso del propio alumnado, una idea que ha sido tildada de «escandalosa». Además, en las instrucciones para rellenarlo se señala que es necesario contestar cada cuestión «con total honestidad sin pensar en la puntuación que se desearía obtener».

La estructura de la encuesta es sencilla y se ha diseñado con una herramienta de Google que pide identificar al centro a evaluar con el nombre, el número de alumnos, la titularidad y sus etapas. Cada pregunta da tres opciones: respuesta afirmativa, negativa y no se sabe.

En total son treinta cuestiones y dependiendo de la puntuación global se da el diagnóstico. De cero a 15 puntos se considera que «hay mucha tarea por realizar para que la diversidad sexual, familiar y de género (Dsgf) se viva de forma segura»; de 16 a 24 se asegura que el centro es «consciente de la necesidad de trabajar la diversidad sexual, familiar y de género» aunque «queda tarea por hacer»; y de 25 a 30 se apunta que se es «muy sensible a la Dsgf».

Las preguntas polémicas, en caso de responderse de forma negativa, restan. Es decir, para la herramienta un centro donde no hay constancia de familias homosexuales, bisexuales o transexuales o profesores y alumnos que lo hayan visibilizado puede ser menos integrador.

La mayoría de las cuestiones resultan más adecuadas para el objetivo de la herramienta. Los coordinadores participantes en el curso han tenido que señalar si el proyecto educativo de su centro asume la promoción de valores de convivencia democrática; si el reglamento de régimen interno contempla explícitamente la homofobia o la transfobia; si el plan para fomentar la lectura incluye recomendaciones sobre la diversidad familiar o si hay un protocolo para «abordar adecuadamente las realidades trans» y atajar el odio a los homosexuales.

Espacios, currículo e insultos

También se interroga sobre si el coordinador de Igualdad y Convivencia tiene horas asignadas para desarrollar su labor; si la diversidad sexual o familiar forma parte del plan de formación docente; si los baños o vestuarios tienen espacios privados o individuales, si la cartelería de las zonas comunes o los materiales propios «reflejan la diversidad étnica, cultural, sexual, de expresión de género y familiar» e incluso si se revisan los libros de texto para garantizar «el respeto a la Dsgf».

Además, se incluyen preguntas sobre si se trabaja esta cuestión en el currículo; si hay uniformes diferentes para los chicos y las chicas; si hay actividades donde se separan los sexos; si se celebran efemérides relacionadas con la diversidad; si en las instalaciones aparecen pintadas homófobas y contra los transexuales; si se escuchan risas en el aula cuando se toca el tema o si suelen escucharse insultos contra las personas con diferente orientación.

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