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Asistentes a la jornada organizada en el Ceip Mestalla.
Expertos alertan de que la jornada continua perjudica al alumnado con menos recursos

Expertos alertan de que la jornada continua perjudica al alumnado con menos recursos

Sociólogos y pedagogos valencianos consideran que además aumenta el cansancio y no está demostrado que ayude a mejorar el rendimiento

JOAQUÍN BATISTA

Domingo, 5 de marzo 2017, 09:53

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«Con el sistema actual, el modelo que se plantea amplifica los problemas más que solucionarlos». La conclusión, referida a la jornada continua escolar, procede del trabajo que ultiman los sociólogos de la Universitat de València Sandra Obiol y Daniel Gabaldón, y sirve para sintetizar la conferencia organizada el jueves en el Ceip Mestalla de Valencia. La mayoría de asistentes eran padres y madres con el afán de conocer posturas distintas a las que pueden leer en los proyectos que votarán en sus colegios el 4 de abril, que se centran en las bondades del nuevo modelo intensivo.

La coautora del estudio compareció junto al presidente del colegios de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunitat, Enrique Castillejo, el director de Magisterio y colaborador de LAS PROVINCIAS, Pablo Rovira, y Màrius Fullana, presidente de Fampa València, la federación mayoritaria de la provincia.

En su exposición, Obiol habló de carencias, como que aumenta la desigualdad, reduce los tiempos efectivos de aprendizaje y eleva la fatiga y se adapta peor a los ritmos cronobiológicos de los niños. La propuesta que plantean pasa por un modelo flexible -con más tiempo para pausas y apoyos para alumnos con necesidades- y progresivo, donde la carga lectiva evoluciona con la edad.

La experta desgranó algunos de los aspectos que han abordado basándose, según explicó, en la literatura científica sobre la materia. Puso énfasis en la cuestión de las desigualdades. Desde su punto de vista la modalidad propuesta, que concentra las actividades lectivas en horario de mañana, hará que sea más determinante «la situación laboral de las familias, y por tanto su nivel socioeconómico, o el hecho de tener una red familiar sólida». Incluso lamentó que contribuya a intensificar las desigualdades de género.

En cuanto al riesgo de agrandar la brecha socioeconómica, ya deslizó la idea cuando describía la situación actual del sistema, con menor inversión pública que en Europa, más abandono y con España a la cabeza de los países donde las familias más recurren a refuerzos extraescolares. «Ocupamos las primeras posiciones en horas de deberes o clases de repaso porque pensamos que lo necesitan nuestros hijos, pero son elementos ajenos a la escuela, con lo que supone en cuanto a diferencias de clase. No todo el mundo puede permitírselo», explicó. No hay que olvidar que la compactación se suele justificar en que deja tiempo libre para conciliar o para facilitar este tipo de formación añadida.

También se detuvo en esta idea Rovira, que citó el informe de la conselleria que acredita que la participación de los alumnos en los talleres gratuitos de los centros que aplicaron la continua de forma experimental se situó en un 25%. El documento señalaba que las familias aprovechaban para hacer actividades «que proporcionan un valor añadido». «Con la continua habrá más alumnos que estén menos tiempo en la escuela. Los que tengan recursos podrán aprovecharlo. Los que no se sentarán a ver la tele. Esto es desigualdad», dijo de manera gráfica.

A su juicio, el debate debe centrarse no en compactar jornadas, sino en mejorar la actual, por ejemplo, con un mayor aprovechamiento de las pausas entre la mañana y la tarde: «Hay que pensar cómo fortalecer el servicio público, no en concentrarlo para dejar la ventaja educativa a lo privado, al mercado».

Otra reparo que ve Obiol al modelo intensivo tiene que ver con la fatiga del alumno y el profesor. «Hay un argumento que suele aparecer en este debate: la relación del tiempo escolar con el rendimiento y la atención de los niños. El consenso más generalizado dice que hay una bajada sobre las 13 horas, en el momento de ir al comedor, que después crece un poco», señaló. Hay que recordar que con la continua las horas vespertinas desaparecen.

Excesiva carga lectiva

La experta destacó además en relación a este concepto que una de las carencias de la educación española es que la carga lectiva es más intensa que en nuestro entorno, sin olvidar la rigidez normativa que limita la flexibilidad, lo que ayudaría a suavizar la curva de cansancio. De ahí el modelo que defienden. En su trabajo se añade que la mayor fatiga de la continua y la mayor pérdida del tiempo de aprendizaje requiere «más soporte fuera de la escuela», que como se ha expuesto depende de la capacidad económica de obtenerlo.

Por su parte, Castillejo recordó que si hay que introducir cambios deben servir para conseguir mejoras palpables, y a su juicio no es el caso. Destacó que las comunidades con todos los centros públicos con continua son las peor valoradas en rendimiento y que los estudios no han demostrado que esté detrás de una mejoría destacable. Idea que por cierto también recoge el informe de Educación. «La Comunitat no puede garantizar la orientación de los alumnos por falta de orientadores, ni la atención de las necesidades especiales por falta de recursos. No podemos poner dinero para extraescolares en la jornada continua sin solucionar lo esencial», sentenció.

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