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Acto institucional de la Delegación de Defensa en la Comunitat.
«La neblinosa Monja Alférez», mejor carta a un militar español

«La neblinosa Monja Alférez», mejor carta a un militar español

Una alumna del IES La Sènia de Paiporta, vencedora del concurso Carta a un Militar Español

LAS PROVINCIAS

Viernes, 3 de marzo 2017, 18:21

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Una estudiante cuarto de la eso del IES La Sènia de Paiporta, Nerea Company Miquel, se ha proclamado vencedora del 4º concurso militar Carta a un Militar Español organizado por la Delegación de Defensa en Valencia. Ella y los finalistas han recibido el reconocimiento del Ejército en la sede de la Delegación de Defensa en la Comunitat. Su escrito ha resultado elegido entre los presentados por alumnos de 300 centros a nivel nacional. Reproducimos íntegramente sus reflexiones, que recibieron el agradecimiento y elogio de los altos mandos en el Día de la Delegación de Defensa:

Nerea Company Miquel

4ºESO

IES "LA SÈNIA"

La neblinosa Monja Alférez

A ti, querida heroína, que naciste entre las brumas y la lluvia de una tierra que no te aceptó, que te obligó a huir, que te bautizó como prófuga de tu propia vida.

Catalina de Erauso, nombre olvidado por tu gente, nombre que expiró en la boca de los que amabas y quedó sepultado entre las mentiras. Tan solo tenías cuatro años cuando el mundo decidió escribir tu destino, que veías tan negro como el hábito que vestías, y la vida tan vacía que ni la fe ni la esperanza llenaban.

Hastiada de las cuatro paredes que te mantenían cautiva, escapaste y decidiste que sólo tú eras la dueña de tu vida, que Catalina de Erauso, la Monja Alférez, no sería sometida por nadie. Mujer valiente y audaz, abandonaste tu tierra: San Sebastián, aquella que te vio crecer, la ciudad que oía tus llantos ante tu cruel sino. Allí comenzó tu camino, anduviste perdida y sin rumbo, abandonando a Catalina a los pies del monasterio, dejando unas huellas que el tiempo y la lluvia borrarían.

Aquella noche nació Francisco de Loyola, cortaste tus cabellos y te refugiaste en una mentira que convertiría tu vida en una macabra obra de teatro que nadie dirigía. Con aquel nombre viajaste por toda España, rehuiste a familiares y amigos, pues tu astucia a día de hoy sigue resultando extraordinaria. No respetaste fronteras y viajaste más allá del Atlántico, a unas tierras desconocidas y violentas en aquella época, puesto que tu brújula yacía rota y tus ganas de huir ardían.

América te acogió en su seno, batallaste porque ese territorio fuera español, derramaste sangre por tu patria, aprendiste a amar la guerra y a la nación por la que luchabas, anclaste la bandera de tu pueblo en el corazón y la alzaste hasta alcanzar la gloria. Obtuviste tus méritos, mujer enmascarada, fuiste alférez y capitán, pero las heridas que ocultabas bajo la piel no hacían más que doler y resquebrajar todo lo que habías intentado esconder.

Te convertiste en una mujer soberbia y sanguinaria, acariciaste la muerte con los dedos y al fin acabaste con los engaños que marcaban tus días, fuiste libre y curaste tus heridas. Aquel día que te quitaste la máscara y mostraste a la verdadera Catalina de Erauso, a la guerrera Monja Alférez, te convertiste en heroína, aquella que seguirá erizando la piel y haciendo latir corazones desbocados durante siglos.

Escribiste tus vivencias e hiciste que tus huellas no se desvanecieran, eliminaste la niebla de tu amanecer y diste ejemplo a toda mujer que no se encontraba a sí misma y que vivía encerrada en una mentira, para que fuera libre y la propia escritora de su historia. Tú nos has enseñado que las mujeres somos fuertes y que nadie borrará nuestras metas, tú nos has infundido valor, tú nos has ayudado a decir Basta.

Cada mujer te da las gracias. Yo, heroína, orgullosa de tus actos, te doy las gracias.

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