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Perros bajo control

Perros bajo control

Los expertos aseguran que estos animales pueden ser adiestrados y evitar así comportamientos agresivos

JUAN SANCHIS

Domingo, 26 de febrero 2017, 19:52

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La semana pasada una jauría de perros potencialmente peligrosos se lanzó contra un anciano y lo despedazó en el municipio de Beniarbeig en la Marina Alta. Ni es la primera muerte causada por uno de estos animales ni el primer caso en el que hay un ataque de estas características con heridos. Cada cierto tiempo se produce algún incidente con uno de estos canes. ¿Son evitables? ¿Los perros potencialmente peligrosos pueden ser controlados?

La Comunitat Valenciana tiene unas leyes bastante restrictivas, comenta un amaestrador profesional, pero el problema es que no se aplican con el suficiente rigor. Un parecer muy diferente al que mantienen las administraciones, quienes aseguran que cumplen a rajatabla la normativa.

En cambio, no están de acuerdo con la legislación colectivos animalistas y veterinarios expertos en el estudio del comportamiento de los perros y en el control de su agresividad.

Todo can potencialmente peligroso tiene que ser inscrito en un registro (Rivia). Hasta esta semana en la Comunitat había 55.000 perros de estas características. Sólo en la ciudad de Valencia se localizan 5.300. Un número muy elevado, pero que según los expertos no tiene por qué causar problemas, ya que consideran que la agresividad de estos animales puede ser controlada.

La legislación básica es la ley 50/99 del Estado español desarrollada en la Comunitat por el decreto 145/2000, posteriormente enmendado por el decreto 16/2015. Estas establecen una serie de requisitos previos para poder tener un perro de estas características.

Por un lado, la legislación exige que para poder tener un perro potencialmente peligroso (entre los que se encuentran razas como los pitbull, los tosa inu, doberman o bullterrier, entre otros) el dueño debe pasar un test psicotécnico y contar con un informe psicológico favorable, además de no tener antecedentes de violencia.

Este documento debe ser extendido por un psicólogo titulado en los tres meses anteriores a la fecha en la que solicita la licencia para poder tener uno o varios ejemplares. Dicha documentación tiene que ser renovada al menos cada cinco años.

Pero, además, los dueños de uno de estos animales tendrán que tener un seguro de responsabilidad civil con una cobertura de al menos 120.000 euros para hacer frente a cualquier contingencia provocada por el animal.

En España, en cambio, no se realiza un test de sociabilidad que otros países europeos pasan a estos animales para evaluar si son un peligro para los humanos.

También el único que puede sacar al perro a la calle es el poseedor de la licencia administrativa y no se está permitido cederlo a un familiar o a un amigo. Para salir a la calle debe tener una correa inferior a los dos metros y un bozal. Además, no se puede pasear varios ejemplares a la vez y tampoco es posible que los lleve alguien que no sea el poseedor de la licencia.

Críticas a la ley

En este sentido, Amparo Requena, presidenta de la Sección Animal del Colegio de Abogados, señala que la ley es injusta y hay que cambiarla. «Estigmatiza a unos animales por ser de una raza concreta, algo que no responde a la realidad».

En la misma línea se pronuncia Juan Argüelles, veterinario especializado en etiología clínica. Para Argüelles el ataque que se produjo la pasada semana no es algo normal. «Se trata de un fenómeno ocasional» y aclara que «la peligrosidad del ataque en todos los estudios está relacionado con el ambiente». «No hay predisposición genética», explicó.

Como ejemplo puso el caso de que el animal que se ha demostrado que más muerde es el pastor alemán. «Ni el pitbull ni cualquier otra raza de perros considerados potencialmente peligrosos».

Argüelles relacionó la agresividad del perro con una respuesta al miedo que siente. Ante ello subrayó que el origen de los ataques y la agresividad de estos animales está relacionado con las circunstancias; «quien lo tiene y cómo lo trata». El responsable de su comportamiento es el dueño. Subrayó que los etiólogos caninos suelen solucionar la inmensa mayoría de casos de agresividad, aunque previamente se tiene que realizar un estudio clínico y «para ello es muy importante conocer el entorno. El problema es la educación».

Una opinión que también comparte el entrenador de perros Javier Cano. «Los dueños no suelen tener el control sobre los perros que atacan, pero con un entrenamiento adecuado se pueden educar».

Argüelles, por su parte, se mostró de acuerdo con Amparo Requena y apostó por introducir cambios en la legislación, ya que, en su opinión, está consiguiendo el efecto contrario al deseado.

Criticó que lo que está provocando es el aislamiento de los animales y desocializarlos con lo que es más fácil que se produzca un ataque. «Separándolos de los humanos lo que veremos es que se comportan de forma mucho más agresiva».

También el amaestrador de perros Borja Capponi incidió en que lo importante es el dueño y el genotipo del perro. «Hay determinadas personas que no pueden tener perros de alguna raza», aseguró e insistió en que todos los canes se pueden entrenar y controlar la agresividad.

Desde el Ayuntamiento de Valencia se insiste en que se lleva un control riguroso sobre estos animales y se cumple escrupulosamente la ley.

Fuentes municipales explicaron que usualmente la Policía Local no realiza campañas destinadas al control de los animales potencialmente peligroso.

Sí que se efectúan controles sobre todo tipo de perros y en el caso de que se localice alguno que esté incumpliendo la legislación se realiza un boletín que se remite al departamento de Bienestar Animal donde se regulariza las sanciones que oscilan entre los 600 y los 6.000 euros.

En el caso de que se produzca un ataque, «se actúa de otra forma, ya que nos encontramos ante lo que puede ser un delito penal». La mayor parte de las sanciones, según resaltaron las mismas fuentes, se refieren a que no llevan el microchip o bien no tienen la necesaria licencia para tener estos animales.

Veterinarios y conservacionistas consideran así que la legislación valenciana es muy restrictiva y estigmatiza algunas razas cuando la educación puede resolver estos problemas, ya que no tienen un origen genético. Una opinión que no todos comparten y piensan que estos animales tienen un comportamiento atávico que en determinadas circunstancias se puede desatar y ocasionar hechos lamentables.

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