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El Júcar-Vinalopó sólo ha trasvasado 25 hectómetros pese a inversiones millonarias

El Júcar-Vinalopó sólo ha trasvasado 25 hectómetros pese a inversiones millonarias

La infraestructura lleva paralizada desde 2012 y el escaso volumen de agua enviado contrasta con los 50 hectómetros previstos anualmente

JUAN SANCHIS

Lunes, 20 de febrero 2017, 20:59

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Hace ahora cinco años finalizaban las obras del trasvase Júcar-Vinalopó. Entre fines de 2011 y principios de 2012 se realizaban las pruebas del embalse de regulación de San Diego. Era la comprobación definitiva de que el trasvase había concluido tras casi seis años de obras y 400 millones invertidos. Fue un desastre. La balsa estaba repleta de filtraciones y perdía agua por todas partes después de haberse gastado en ella cerca de 40 millones de euros.

Desde entonces se empezaron a encadenar una serie de hechos que han conducido a que el trasvase Júcar-Vinalopó, pese a la inversión millonaria, lleve ya cinco años prácticamente paralizado. Tan sólo se han transferido unos 25 hectómetros cúbicos de agua del Júcar para cubrir la situación de emergencia en algunos puntos del Vinalopó en los que los acuíferos ya no dan más de sí. De hecho, el trasvase está parado, sin llevar agua. Son cinco años sin funcionar y lo que es peor, no hay fecha para su puesta en marcha.

Inversión

El trasvase Júcar-Vinalopó se une así a la desalinizadora de Torrevieja, también en Alicante y que costó unos 400 millones de euros, que está completamente infrautilizada varios años después de haber terminado las obras.

Ambas infraestructuras se encontraban dentro del Programa Agua que impulsó el gobierno de Rodríguez Zapatero tras derogar el trasvase del Ebro. La inversión de ambas suman 800 millones que hasta el momento prácticamente no están siendo utilizadas.

La primera piedra del trasvase se puso en 2002. En aquel momento la toma de agua estaba prevista en Cortes de Pallás, en la cabecera del río. Pero tres años después la ministra socialista Cristina Narbona, y cuando se llevaban gastados casi 100 millones de euros, cambió el punto de enganche al Azud de la Marquesa (Cullera), en la cabecera del Júcar. La decisión provocó la indignación de los regantes del Vinalopó, ya que consideraban que el agua era de peor calidad y se elevaba el coste del metro cúbico por tener que impulsar hacia arriba el caudal. De todas formas se impuso la solución dictada por Narbona. Las obras terminaron en 2011, con cuatro años de retraso sobre la fecha inicialmente prevista.

Suma de promesas incumplidas

  • El presidente de los usuarios del Júcar se refirió también a las obras postrasvase de la margen izquierda que el Consell se comprometió a licitar en octubre y a comenzar las obras a principios de año. Hasta ahora no se sabe nada de ellas. Martínez indicó que estas obras son en todo caso secundarias porque con las infraestructuras actuales se podría llevar el agua del trasvase a cualquier punto del Vinalopó. Incluso no sería necesario esperar a la reparación de la balsa de San Diego, ya que los caudales no tendrían que usar lo que únicamente es una balsa de regulación.

Aún con las obras del trasvase terminadas, la transferencia de agua se demoró hasta julio de 2014, cuando se enviaron 12 hectómetros cúbicos. Desde ese momento y hasta la actualidad tan sólo se han trasvasado 25 hectómetros cúbicos, cuando la cantidad prevista era de 50 hectómetros anuales.

¿Cuál es el problema para que no se esté utilizando el trasvase? El mismo con el que se encuentra la desalinizadora de Torrevieja y otras como las de Moncófar y Oropesa. Los agricultores no pueden hacerse cargo de los costes y por ello no hay usuarios.

Según explicaba el presidente de la Junta Central de Usuarios del Júcar-Vinalopó, Andrés Martínez, actualmente los regantes están pagando una media 0,19 céntimos el metro cúbico. Si utilizaran el agua procedente del trasvase el coste se encarecería hasta los 0,26 euros más los gastos de gestión. Supondría un incremento de un tercio de los gastos. «Es absolutamente inasumible para los agricultores, que competimos con los productos de Castilla-La Mancha y Castilla y León», explicó Martínez.

Según explicó Martínez, la situación se le ha transmitido en varias ocasiones al Gobierno sin que hasta el momento se haya conseguido una respuesta. De hecho, «los regantes propusimos una solución de coste cero. Traer 50 hectómetros desde el Azud de la Marquesa y otros 30 desde Alarcón». La propuesta no ha sido tenido en cuenta. «Pero es realista y no supondría incrementar el gasto de los agricultores», explicó el dirigente de los usuarios.

Además, señaló que el problema lo había creado la administración con el cambio de toma y era ella la que tenía que encontrar una solución. «Estamos esperando».

Para Martínez, el Júcar tiene tres patas: la Mancha oriental; los regantes tradicionales de la desembocadura y los usuarios del Vinalopó. «Nosotros parecemos el hermano tonto. Nadie se atreve a tocar el agua en la Mancha Oriental estando Cospedal y tampoco se quiere jaleo con los agricultores de la Ribera», aclaró. Además, añadió que «el Vinalopó es la parte más débil y se nos tiene en el olvido porque no hay un sólo político de ningún partido que dé la cara por nuestros intereses».

El hecho es que los años pasan, la infraestructura se va degradando con el tiempo, y aún más si no se utiliza, pero por las cañerías no pasa una gota de agua más que la enviada con cuentagotas para solventar situaciones de máxima emergencia. De esta forma, 400 millones hasta el momento están enterrados sin que se le esté sacando provecho a una inversión tan importante.

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