Secciones
Servicios
Destacamos
J. A. M.
Lunes, 20 de febrero 2017, 21:01
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Pakistán, Mali, Guinea, Bolivia... Un mapa del mundo se dibuja en sus jóvenes rostros. Hasta hace unos meses estaban en centros de menores de Valencia. Ahora ocupan de uno de los pisos de emancipación de extutelados de la Fundación Ángel Tomás en Valencia. Se respira disciplina, sencillez y compañerismo. También preocupación. La de encontrar un empleo con el que regularizar su estancia y no acabar en la calle y sin papeles.
«Si no fuera por el piso de los Salesianos igual me tocaba dormir bajo un puente», resume Sory, un africano de 20 años que ha empezado a trabajar en un restaurante. Él saltó la valla en Melilla con 16 años y recaló después en Valencia. «De niño soñaba con ser futbolista. Ahora sólo quiero trabajar para vivir». Una ruta similar a la de su paisano Bazoumana, de 19. «Madre, tengo que irme a buscar la vida», dijo hace tres años a su progenitora en Mali. Hoy se forma como cocinero. El guineano Saidou, de 18 años, lo tiene claro: «Si no fuera por este piso no iría a ninguna parte».
Raquel Estébez coordina un piso de emancipación de Nuevo Futuro en Alicante. «Muchos chavales llegan desmotivados. Aquí se enfrentan a la vida, ganan en responsabilidad. Los golfos que no respetan las normas o no aprovechan la oportunidad tienen los días contados. A formarse y a buscar trabajo. El empleo para ellos es una urgencia mucho mayor que otros de su edad con apoyo familiar».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
¿Cómo llegó una valla de obra a lo alto del Acueducto?
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.