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Quirófano híbrido del Hospital La Fe. :: LP
La revolución del corazón

La revolución del corazón

La Fe tiene un quirófano que le permite ver el órgano en tres dimensiones y practicar operaciones que apenas dejan cicatriz externa

LAURA GARCÉS

Miércoles, 7 de diciembre 2016, 20:41

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La imagen de un tórax abierto ante una operación de corazón y las duras molestias que esa circunstancia quirúrgica y su posterior proceso comportan para el paciente, se enfrentan a una revolución, a una transformación de profundo calado. Cada vez está más extendida la operación cardiaca sin necesidad de abrir el esternón y el Hospital La Fe de Valencia es un centro sanitario que tiene mucho que decir en este campo.

La cirugía mínimamente invasiva, operaciones que los especialistas practican a través de pequeños cortes de bisturí -que apenas dejan huella visible-, ha llegado al corazón. Los grandes avances en el tratamiento de la imagen han puesto en manos de los profesionales un instrumento infalible para abrir caminos que ayuden a introducir el saber médico en el órgano vital a través de «una pequeña incisión en el lado izquierdo o derecho del tórax», explica el doctor Anastasio Montero, director del área clínica de enfermedades cardiovasculares de La Fe.

Cada día se hacen más operaciones mediante esta técnica en el centro sanitario de la avenida Abril Martorell. En estas instalaciones disponen de un quirófano de nombre curioso: «Híbrido», lo llama el doctor Montero, porque además de contar con todo lo que tienen las demás salas qurúrgicas, esta cuenta con un añadido. Allí se dan cita, junto a la pericia de los especialistas, medios tecnológicos de última generación para «ver el corazón en tres dimensiones a través de Rayos X mediante TAC». Tanta precisión aportan los aparatos para contemplar el músculo que bombea la sangre al cuerpo, que los médicos sienten «tener el corazón en la mano».

Un arco robotizado de Rayos X muestra el órgano que late en el interior del tórax con tanto detalle que los facultativos pueden operar a pacientes que llegan por primera vez al quirófano o a los que ya se sometieron al bisturí en anteriores ocasiones y requieren «reoperarse» para sustituir una válvula otro motivo. Los cirujanos llegan hasta la punta del corazón «mediante un catéter que lleva en su extremo la cámara» propia de la técnica laparoscópica. Esa fina cánula se introduce en el cuerpo del paciente a través del pequeño corte que han hecho en uno u otro lado del tórax, en función del área del corazón que se quiere conquistar.

Son muchas las ventajas del trabajo quirúrgico que en varios hospitales valencianos, tal como apunta el doctor Montero, se está intentando implantar. Pero es La Fe «el único que tiene el quirófano híbrido». La conversación del doctor Montero descubre los beneficios de la nueva cirugía que redundan, sobre todo, en el bienestar del paciente, aunque también se derivan consecuencias favorables para la labor delmédico y para el sistema sanitario. El doctor Montero habla de dos objetivos conseguidos: «Simplificamos las intervenciones complejas y en el caso de las 'normales' se mejora la estética y se reduce el postoperatorio».

La primera tiene como muestra más evidente la supresión en muchos casos de acceder al corazón con apertura del esternón. Así se reduce de forma considerable el sufrimiento del paciente y las complicaciones del proceso postoperatorio. Y no acaban ahí los beneficios. «También podemos conectar la circulación extracorpórea por una cánula que introducimos por la ingle», aclara el especialista de La Fe.

Sin cicatriz

No dejar huella externa de lo que ha sucedido en el cuerpo de una persona tras operarse del corazón es otro de los éxitos de una modalidad quirúrgica que marca la dirección «hacia la que nos dirigimos». En el caso de las mujeres el triunfo es mayor. «La incisión la hacemos justo en el borde inferior de la mama, en la línea del sujetador», circunstancia que convierte en prácticamente inapreciable la cicatriz. Si se trata de varones, «como la incisión es muy pequeña», también es difícil que tiempo después se pueda descubrir la prueba de lo acontecido.

El doctor Montero insiste en que el futuro de la cirugía cardiaca apunta en esta dirección. Aquello que empezó en el territorio del estómago y el abdomen ha ganado también el espacio torácico. En La Fe ya son muchos los adultos que se han beneficiado de esta práctica. Ahora los especialistas del área pediátrica estudian y analizan cómo extender también entre sus pacientes este modo de hacer frente al quirófano.

Es el futuro de la cirugía cardiaca. El destino hacia el que se dirigen los cirujanos y los pacientes de los próximos años tras haber pasado «de la cirugía que abre al enfermo y deja ver los órganos a la videocirugía -dos dimensiones- y ahora a las operaciones en tres dimensiones». El doctor Montero habla de estos tres escalones al mismo tiempo que recuerda el gran paso dado en 2014 en La Fe al implantar un corazón mecánico a un hombre de 51 años para quien las puertas de la vida se estaban cerrando. La revolución del corazón parece servida.

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