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Esther Brotons
Domingo, 23 de octubre 2016, 01:19
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La pobreza laboral, que se ha cronificado, sigue presente en las consultas. La eliminación por parte de la Conselleria de Sanidad del copago farmacéutico a pensionistas con bajos recursos ha aliviado la carga de un colectivo, pero no ha puesto fin a las dificultades de otros muchos pacientes que no pueden asumir el gasto en salud. Algunos dejan de medicarse y otros piden aplazar el tratamiento al no disponer de dinero para comprarlo.
Una encuesta realizada a facultativos de familia de la Comunitat muestra esta cruda realidad. Los datos están incluidos en el Observatorio del primer semestre del año de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Svmfyc), que ha preguntado a los profesionales por diferentes aspectos que afectan a su entorno laboral. Uno de ellas son las consecuencias de la pobreza laboral.
El 73,6% de los médicos de centros de salud participantes afirman que han tenido que aplazar el tratamiento de algún paciente porque no tenía suficientes medios económicos para comprarlo. Un porcentaje que subía al 78,3% cuando se les preguntaba si tenían constancia de que algún usuario de los atendidos había abandonado el tratamiento habitual por falta de dinero.
El pasado 1 de enero entró en vigor en la Comunitat una medida de Sanidad para liberar del copago farmacéutico a 910.000 pensionistas de la Seguridad Social y sus beneficiarios con rentas inferiores a los 18.000 euros. También serían beneficiarias unas 136.000 personas con diversidad funcional que presentan una discapacidad reconocida del 65% o más en el caso de mayores de edad y del 33% o más en el caso de los menores.
Según la doctora Raquel Tena, vicepresidenta de la Svmfyc, el abandono del tratamiento por parte de los pensionistas «se ha visto reducido con las medidas que ha tomado el Consell, pero existen familias no pensionistas con recursos muy limitados. Si bien es cierto que existen recursos sociales no todo el mundo conoce su existencia y por tanto no accede a ellos».
Sobre los usuarios que atienden y que no pueden afrontar este coste económico, desde la Svmfyc señalan el caso de pacientes con rentas bajas que tienen a su cargo familiares y familias con un solo sueldo base o sin recursos que precisan de las pensiones de los mayores para llegar a fin de mes. Se ven obligadas a reducir el gasto en medicinas.
«Los fármacos afectos pueden ser varios, pero evidentemente aquellos de coste más elevado como determinados hipolipemiantes, algunos antidiabéticos, etc...», explica la doctora Tena, quien advierte de que la situación se agrava en «pacientes polimedicados que al tomar varios fármacos distintos el coste global se eleva y reducen, si no del todo, parcialmente el consumo».
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