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Los rectores arremeten contra las altas tasas que pagan los universitarios

Los rectores arremeten contra las altas tasas que pagan los universitarios

Un informe critica que los precios públicos se utilicen para encubrir la bajada de financiación y apuesta por regularlos en función de la renta

J. BATISTA

Viernes, 14 de octubre 2016, 01:11

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Las tasas que pagan los universitarios españoles se sitúan entre las más altas de nuestro entorno europeo. Sin embargo, sucede lo contrario con las becas, un cóctel que provoca desigualdad en el acceso a los estudios superiores. Se trata de una de las conclusiones del informe 'La Universidad Española en Cifras 2014-2015' presentado ayer en Madrid y elaborado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue).

El documento incluye cifras de la Comunitat, y en el caso de los precios públicos no son para nada positivas. La autonomía fue la tercera región donde más se encareció el coste de los grados entre 2008 y 2014, con un incremento del 93,9%. Sólo Madrid y Cataluña obtuvieron porcentajes superiores (117,3% y 158% respectivamente). El precio medio utilizado en el informe para el último ejercicio (1.223 euros anuales) implica que si la región se comparara con el resto de países europeos sólo sería superada por Reino Unido (4.655) e Irlanda (2.750).

Aunque los datos parezcan desfasados, son plenamente actuales pues las tasas permanecen congeladas desde el 2013-2014. Eso sí, en los niveles más altos de la historia, donde las dejó el PP. La intención de la Generalitat es elaborar un plan para minorarlas de manera progresiva a lo largo de la legislatura.

Si bien en septiembre de 2015, el presidente del Consell, Ximo Puig, llegó a decir que se empezaría a aplicar la reducción este curso, el pasado julio planteó un escenario a medio plazo tras reconocer que la medida queda lastrada por la infrafinanciación autonómica. Y es que los precios públicos que abonan los estudiantes han servido para compensar los recortes en los últimos años en las transferencias ordinarias a las universidades. Las cuantías se han incrementado en los presupuestos de 2016, pero para poder cumplir con iniciativas externas, como la devolución de parte de la extra de 2012 o el incremento salarial del 1% prometido por el Gobierno a los funcionarios.

Esta relación entre los recortes en la financiación ordinaria y la subida de las tasas también es criticada en el informe de la Crue. «En ningún caso la fijación del precio de las enseñanzas ha pretendido informar acerca de los costes reales de prestación de los servicios», dice el documento. La idea se puede relacionar con el llamado decreto Wert, el que permitió a las autonomías elevar las tasas a partir del 2012-2013, que venía a decir que los alumnos aportarían entre el 15% y el 25% del precio real de sus plazas. Para la Crue, que destaca que no hay información objetiva que permita medir este coste, el incremento sólo puede explicarse «por el carácter compensatorio ante las disminuciones experimentadas por las transferencias corrientes de las administraciones». En ese sentido, recuerda además que entre 2010 y 2014 los recursos autonómicos se redujeron en la Comunitat un 20,76%, casi tres puntos más que en el global estatal.

Las becas

A modo de conclusión, en el informe se considera que las tasas deberían «operar como compensación de un coste estándar por titulación impartida -no como atenuante de los recortes-, y su pago, en todo caso, debería realizarse atendiendo al nivel de renta de cada uno de los demandantes de este servicio universitario». La idea la llegó a barajar la cúpula de la Conselleria de Educación al poco de aterrizar en la sede de Campanar, pero no cuajó.

En cuanto a las becas, la Crue se muestra muy crítica. Tilda el sistema estatal de insuficiente, pues pese a afectar al 27% de los estudiantes de grado de las universidades públicas «el nivel de sus ayudas es de menor cuantía que la de muchos países europeos de nuestro nivel de desarrollo». Por ejemplo, se lamenta que la cantidad media ascienda a 2.637 euros, lejos de los 3.256 del 2012-2013. Aunque hay más beneficiarios, se considera que la disminución provoca que los becarios «se enfrenten a una mayor precariedad».

El informe de los rectores también defiende que las universidades no están sobredimensionadas y que con el Plan Bolonia se ajustaron los títulos con poca demanda, pues en el 2014-2015 el 11% de los grados tenía menos de 20 alumnos de nuevo ingreso, porcentaje que en el 2008-2009 era del 20%. Asimismo se destaca la escasa implantación de carreras en inglés y se destaca el elevado recorte de gastos en los centros, especialmente en inversiones. El único que sube es el financiero, derivado de créditos suscritos en años previos.

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