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«Eliminar aulas por criterios económicos es una injusticia»

«Eliminar aulas por criterios económicos es una injusticia»

El colegio Jesús-María de la Fuensanta, enclavado en uno de los barrios más humildes de Valencia, ve peligrar su modelo educativo con la pérdida de dos clases de Primaria

J. BATISTA

Martes, 10 de mayo 2016, 00:08

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«No luchamos por un aula. Es algo más. Luchamos por un proyecto educativo de más de medio siglo de historia en el que todos los niños caben, sin distinción». Son palabras de Matilde Desantes, la directora del colegio Jesús-María de la Fuensanta de Valencia, al que Educación le suprimirá dos aulas de Primaria el curso que viene.

El argumento es que no cumplen la ratio mínima de alumnos para que las unidades sigan concertadas. Matilde Desantes no lo desmiente, pero señala que es necesario disponer de aulas con pocos alumnos para poder educar a sus niños, de perfiles sociales muy variados, con plenas garantías. «Con las ratios planteadas es imposible. ¿Cómo se puede trabajar en un aula con más de veinte alumnos incluyendo dos dictámenes de escolarización (alumnos con necesidades especiales) y cinco adaptaciones curriculares significativas?», se pregunta la directora del centro de la Fuensanta, que se responde a sí misma: «Así no se puede».

Hasta ahora el alumnado que subía desde su única línea de Infantil se dividía en las dos de Primaria. Se formaban así grupos pequeños donde se podía atender las necesidades de los niños de manera más individualizada. Ya el curso pasado perdieron dos aulas, por lo que las nuevas supresiones dejarán una de las líneas herida de muerte.

Su modelo de inclusión

«En nuestras clases conviven alumnos que precisan de apoyos. Se puede ver a niños haciendo cálculos matemáticos complejos junto a otros que aprenden a sumar con palitos. Y luego en el patio tan amigos», ejemplifica la directora, que insiste en que el proyecto del centro es de «inclusión real». «Aquí no sólo se respeta la diversidad, se aprende de ella, de las diferentes culturas», insiste.

La conselleria no ha tenido en cuenta las alegaciones, que incluyen un informe del servicio psicopedagógico escolar (SPE) dependiente del propio departamento. El documento pedía mantener las unidades atendiendo a la realidad socioeducativa del centro. Por ejemplo, se destacaba que el 40% de las familias del colegio presentan «una estructura de diversidad funcional» y que el 44% de los alumnos son inmigrantes -de 21 nacionalidades- y un 24% de etnia gitana.

Jesús-María no ha podido acogerse a la excepción planteada por Educación, en el sentido de que escapaban de los recortes las escuelas con más de un 30% de alumnado de compensatoria (aquellos que precisan de apoyos por provenir de contextos sociales desfavorecidos). El colegio considera que llegan a un 27%, que se eleva al 38% incluyendo también a los 15 niños con dictámenes de escolarización (son necesidades más profundas) y a los 20 con adaptaciones del currículo (uno o dos cursos por debajo de su edad).

«Es una injusticia social. No se puede recortar valorando sólo criterios económicos, pues se quita a los alumnos lo mejor que tienen en el barrio, donde no hay ni oferta lúdica», dice Desantes, que no se da por vencida. Esta semana se reúne con el director general de Centros y se muestra optimista: «El diálogo dará sus frutos y podremos entendernos. Seguro que se replantean la decisión».

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