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J. A. MARRAHÍ
Martes, 2 de febrero 2016, 21:32
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Domingo. Una de la tarde. Ondara. Final de un puente festivo. Un coche trata de realizar un adelantamiento en la N-332, una de las carreteras más peligrosas y vigiladas de la Comunitat. El resultado, trágico. Coches deformados. Fragmentos volando. Personas atrapadas atenazadas entre hierros y airbags. Una mujer fallecida y tres heridos graves.
Es sólo uno de los accidentes que marcan un arranque de año preocupante en España. Y especialmente, en la Comunitat. Con la mirada fijada en el 25 de enero, la región ya ha registrado diez muertos en carretera. Las primeras víctimas del año en el asfalto llegan para recordarnos que dormirse en los laureles de la reducción de siniestros podría ser un terrible error. Son casi el doble que las del año pasado por estas fechas y somos, junto con Madrid, la región donde más está creciendo el número de accidentes mortales.
Este repunte llega tras un 2015 donde el incremento de vehículos en circulación ha sido espectacular, marcando un rotundo final a tres años de descenso. Según los últimos datos de la DGT, correspondientes al parque móvil en noviembre del año pasado, la Comunitat está ya por encima de los tres millones y medio de vehículos. En total son 3.590.000.
Crece la cantidad de turismos, que son 25.000 más. Pero, proporcionalmente, donde se aprecia un incremento singular es en el número de motocicletas. Son 15.000 motos más en sólo un año. Los camiones, los grandes perjudicados de la crisis económica, siguen disminuyendo en número pero su caída se modera en 2015, según las estadísticas. Además, su presencia en las carreteras valencianas es mayor, puesto que buena parte de los vehículos en circulación proceden de otras regiones o del extranjero, con origen o destino en el puerto de Valencia.
Más vehículos y más desplazamientos. Ponemos el prisma en la AP-7, uno de los principales ejes para el tráfico de la Comunitat. Según Fomento, el tránsito en el tramo entre Tarragona y Valencia creció el año pasado casi un 10%. En el comprendido entre Valencia y Alicante se incrementó cerca de un 5% y el que enlaza Alicante y Cartagena se elevó un 6%.
Similar tendencia se observa si analizamos el consumo de carburante. El de la gasolina llevaba años con una tendencia a la baja, pero el año pasado dio un salto del 1,5%. Los vehículos en circulación consumieron casi medio millón de toneladas a lo largo del año pasado. Por lo que respecta al gasóleo, ese aumento es del 3,5%, con casi 2,5 millones de toneladas de combustible consumidas a lo largo del pasado año.
Atascos a diario
Una de las principales consecuencias son los atascos. Quienes trabajan en el Centro de Gestión de Tráfico de Valencia lo constatan: «En los años posteriores a la crisis económica llegaron casi a desaparecer en las horas punta. Pero en 2015 ya volvimos a ver mucha intensidad de circulación en los principales accesos», resume uno de los funcionarios de la sala desde donde se controlan las carreteras valencianas.
Las cámaras de tráfico no engañan. «En la V-30, por ejemplo, se ha notado especialmente». Tras un periodo de cierta holgura por el retroceso de vehículos, las colas llegan otra vez puntuales en los momentos críticos de un día laborable cualquiera. «Entre las 7.30 y las 8.30 se forman colas crónicas de dos kilómetros, tanto en sentido hacia el puerto como hacia el 'bypass'», detallan. Complicaciones diarias que se repiten entre las dos y las tres de la tarde. También con la vuelta a casa tras el trabajo, entre las 19 y las 20 horas, aseguran desde Tráfico.
La V-31 (Pista de Silla) es otra de las carreteras donde se percibe el cambio de tendencia. A ello se suma una reducción de velocidad de 120 a 100 entre Silla y la entrada de Valencia. «Hay más vehículos y los viernes, por ejemplo, se forman más atascos de entrada a Valencia por las mañanas y a mediodía», describe Manolo Simeón, trabajador que realiza a diario el trayecto entre la población de l'Horta y la capital. Además, «se vuelve a notar la presencia de más camiones en el enlace con la V-30 hacia el puerto».
En verano, los técnicos de Tráfico de Valencia ya detectaron «un repunte de las complicaciones desde mitad de junio en carreteras típicamente costeras como la CV-500 o la V-21», las que enlazan con las playas del norte y sur de Valencia. El 'bypass' no presenta tapones diarios, según manifiestan, pero sí grandes colapsos en caso de accidentes con camiones implicados.
¿Supondrá el incremento de vehículos en circulación el fin de la era de reducción de accidentes mortales? Si bien enero llega con malas cifras, el año pasado todavía no se percibió ese temido nexo. Al menos en la Comunitat. Los 97 muertos de 2015 suponen, junto con los 93 de hace tres años, la cifra más baja del milenio en la región. Por segunda vez, los fallecidos se sitúan por debajo del centenar.
Edad media de 11 años
Uno de los riesgos es la antigüedad del parque móvil. Mario Arnaldo, voz de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), resume así la cuestión: «Se venden coches nuevos, pero no se jubilan los antiguos y eso ya está repercutiendo en la contaminación y en la siniestralidad. Ya se está comprobando la presencia de coches antiguos en accidentes graves», destaca el experto.
En España, la antigüedad media de los automóviles es de 11 años. En el caso de la Comunitat, la edad media de los turismos sigue creciendo. En 2013 se situaba en 9,8 años y un año después, en 10,1, según los últimos datos de Tráfico.
Para evitar el repunte de muertes que podría sobrevenir con un tráfico más denso, una de las pretensiones de la DGT es 'cazar' excesos de velocidad y de consumo de alcohol en las carreteras secundarias, las denominadas convencionales. Según Tráfico, estas vías registraron el año pasado 913 fallecidos más que en 2014.
«Estamos realizando un seguimiento trimestral de accidentes graves y, cada tres meses, la lista de tramos peligrosos donde se sitúan los radares se actualiza», explican. En los próximos tres meses, los objetivos de los radares fijos y móviles apuntarán a 155 tramos de carreteras de la Comunitat y, muy especialmente, la N-332 a su paso por Alicante y Valencia.
Arnaldo, sin embargo, no confía en la efectividad práctica de esta medida, que tilda de «engaño». «Se está persiguiendo la velocidad de mala manera, pues crecen las denuncias de radares fijos en autovías y autopistas mientras descienden las de los móviles que, en teoría, se sitúan en las carreteras secundarias». En la Comunitat, el número de sanciones ha descendido hasta situarse en 352.000 a lo largo del año pasado. Hace dos años algo menos de la mitad de las multas eran por excesos de velocidad , actualmente este es el motivo de un 61% de las infracciones sancionadas en la región. «En lugar de fijar tanta atención en la velocidad, es preciso vigilar más el alcohol y las drogas y más inversión en las carreteras», demanda la AEA.
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