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Valencia se queda sin camas para crónicos tras el cierre de una planta en La Fe de Campanar

Valencia se queda sin camas para crónicos tras el cierre de una planta en La Fe de Campanar

Trabajadores del Hospital Doctor Moliner denuncian que es «cuestión de días» que el centro carezca de plazas para ingreso

Laura Garcés

Domingo, 4 de octubre 2015, 23:04

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La provincia de Valencia se enfrenta a la carencia de plazas para ingresar a enfermos crónicos, situación que si bien ha sido denunciada en diversas ocasiones, ahora se va a ver empeorada tras el cierre de una planta destinada a estos pacientes en elHospital La Fe de Campanar. «Es cuestión de días que nos quedemos sin camas para crónicos y que la situación empeore en cuanto empiecen los picos de gripe y problemas respiratorios propios del tiempo hacia el que vamos», manifestó Fernando García, representante del sindicato Csif en el Doctor Moliner (Portaceli), Hospital de Crónicos y Larga Estancia (Hacle).

Este centro sanitario «se encuentra al 100%, a tope». Hoy está previsto que se ponga en marcha una planta cerrada como consecuencia del plan de vacaciones. Ello supondrá habilitar «36 camas, pero hay una lista de espera de más de 20 personas».

De esta manera quedarán cubiertos casi todos las puestos para ingreso y, como destaca García, «hay que tener en cuenta que este año no está disponible la planta de Campanar» y que los pacientes que en principio quedarían ingresados en la antigua Fe «son preferentes para remitirlos al Doctor Moliner». La representante del mismo sindicato en La Fe, Teresa Lorente, destacó que «por el momento» la quinta planta del antiguo centro sanitario pertenece cerrada y parte del personal se ha derivado a la nueva Fe.

Fernando García destacó que, junto al Doctor Moliner, el otro Hacle de la provincia de Valencia es el Padre Jofre, «pero este siempre está lleno; tiene menos plazas y, además, al encontrarse en la ciudad soporta mayor demanda».

El retrato que ofrece García llegó ayer, días después de que la consellera de Sanidad, Carmen Montón, defendiera en su comparecencia en Les Corts la apuesta de su departamento por la atención a la cronicidad. El representante del Csif refirió ese pronunciamiento cuando afirmó que «no hay planes concretos, nada tangible». Al mismo tiempo recordó que los profesionales esperan que «potencien este tipo de hospitales porque los enfermos crónicos reciben un tratamiento más adecuado en tanto que están atendidos por médicos especializados».

El año pasado, en abril, expertos en este ámbito de la actividad sanitaria alertaron de falta de unidades para hospitalizar a los enfermos crónicos pese al incremento de estos pacientes. Basaban sus afirmaciones en que el aumento de la esperanza de vida ha sido una gran conquista sanitaria del siglo XX, pero a la vez ha puesto a los gestores sanitarios ante el reto de responder a la cronicidad en una sociedad en la que el 60% de la población adulta padece alguna enfermedad crónica.

El representante de Csif en el Hospital Doctor Moliner hizo hincapié en que además de tener en cuenta el cierre de una planta en La Fe no se puede olvidar que «de cara al invierno habrá menos camas porque llegarán los picos de incidencia de la gripe y problemas respiratorios que afectan a muchos crónicos».

La constatación de esta circunstancia le llevó a recordar que otros años el Doctor Moliner ha completado sus plazas y este invierno «con la planta de La Fe de Campanar cerrada, puede ser peor».

Mientras tanto en el nuevo Hospital La Fe quedan ingresados pacientes que en principio serían trasladados a un Hacle, según explicó García, quien aclaró que se trata de enfermos a quienes «se les prorroga la estancia en la nueva Fe, un hospital de agudos». Esta forma de proceder, a juzgar por las afirmaciones del representante del Csif, no satisface a los profesionales «porque por una parte resta camas para ingreso de enfermos agudos y, además, la estancia en estos hospitales comporta mayores costes».

Conforme a los datos del año pasado un día en un Hacle comporta un coste medio de 300 euros y el periodo de estancia suele rondar los 47,2 días, si bien hay casos en los que los enfermos pueden llegar a permanecer ingresados seis meses.

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