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A. CHECA
Martes, 31 de marzo 2015, 00:04
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«No le concedí suficiente importancia a lo sucedido»; «tenía miedo a represalias»; «sentía vergüenza, no quería que nadie lo supiera»... Son algunos de los motivos que llevan a las mujeres víctimas de violencia de género a no acudir a las Fuerzas de Seguridad o al juzgado a denunciar los malos tratos. «Me prometió que no iba a suceder más»; «es el padre de mis hijos»; «sentí pena por él»... Y estas son algunas de las razones que arrastran a las maltratadas que presentan una denuncia a acabar retirándola.
Sólo un tercio de las mujeres víctimas de violencia física, emocional, sexual o 'de control' por sus parejas acuda a la policía o el juzgado a denunciar. Y dos de cada diez que dan el paso, acaban retirandola. Son dos de los titulares que se desprenden de la macroencuesta encargada al Centro de Investigaciones Sociológicas por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Y ambas realidades desembocan en la que sigue siendo la principal dificultad de la sociedad a la hora de atajar los malos tratos: el silencio de las víctimas o de quienes las rodean.
Porque, según el sondeo, si sumamos al porcentaje de denuncia el de las mujeres que relatan a un amigo, a un médico o a un psicólogo (entre otros sectores profesionales) sus malos tratos, la cantidad de mujeres que no guardan silencio sobre su violencia de genero sería del 86%. Pero muchos de esos casos (demasiados) no acaban en manos de las Fuerzas de Seguridad o de la Justicia. El silencio los sepulta.
«Seis asesinadas en la Comunitat y cero denuncias al agresor», es un titular que se recoge en un artículo publicado por LAS PROVINCIAS en 2013. Y esa realidad, lamentablemente, se mantiene a día de hoy, a la vista de la encuesta del ministerio.
Violencia 'de control'
El sondeo también subraya lo extendido que está el problema de los malos tratos en nuestra sociedad. Un 12,5% de las mujeres españolas han sufrido «violencia física y/o violencia sexual de sus parejas o exparejas en algún momento de su vida». Y una de cada cuatro ha padecido «violencia psicológica de control», la que se manifiesta con los típicos comentarios machistas de 'no me gusta que vayas con tus amigos', 'no te vistas así' o la cada vez más extendida moda entre los adolescentes de espiar las comunicaciones o 'whatsapps' de sus parejas, e incluso considerar una 'prueba de amor' el compartir las claves de redes sociales o 'apps' de mensajería.
La macroencuesta pone sobre la mesa otra fatal realidad: la violencia acaba sufriéndola no sólo la mujer, sino personas que están junto a ella. En seis de cada diez casos de malos tratos, hay hijos que son testigos de la infamia entre sus padres. Y la gran mayoría (92,5%) son aún menores de edad. No sólo eso: de estos, un 64% acaba también sufriendo algún golpe, insulto o vejación por parte de una de las personas que más le importan en su vida, como revela la investigación del CIS.
El silencio de las mujeres que optan por no acudir a la policía o juzgado responde a no dar «suficiente importancia a la violencia sufrida» (44% de las entrevistadas), al miedo (26,56%) o a la vergüenza, por «no querer que nadie lo supiera», en un 21% de las ocasiones.
¿Y la razón que les lleva a retirar la denuncia una vez interpuesta? Que el agresor prometa «que no va a suceder más» (29,35%), el pensar que el maltratador «puede cambiar» (28,66%), por miedo (28,59%), por sentir «pena por su pareja» (23,95%) o por «carecer de recursos económicos propios» (12,82%) son algunos de los detonantes de ese paso atrás de las víctimas.
La factura que los malos tratos pasa a las víctimas no sólo es, en muchos casos, en forma de secuelas físicas. La mitad experimenta miedo, un 60% «impotencia ante la situación» y también casi la mitad se ve sumida en la rabia y la tristeza.
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