Borrar
Urgente Un hombre cae de una tercera planta en Valencia huyendo de la Policía tras discutir con su pareja
Chelo Román y Enrique Ward, lotera y agraciado. :: Jesús Montañana
«Llévate este número y mañana brindamos con champán»

«Llévate este número y mañana brindamos con champán»

La lotera Chelo Román convenció a la pareja para que adquiriera a última hora del domingo un décimo agraciado con 125.000 euros

CARLOS GARSÁN

Lunes, 22 de diciembre 2014, 23:32

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Domingo previo al gran sorteo. Ángela de la Vega, una peruana residente en Valencia, decidió probar suerte cuando apenas quedaban unos minutos para que su administración más cercana bajara la persiana. Ella quería un décimo acabado en 45, pero eso de que empezara por nueve no le hacía mucha gracia. Su número de la suerte, dice, era el siete. Tras probar varias combinaciones que no estaban disponibles, se resignó. «Tú llévatelo y ya verás como mañana brindamos con champán». Así la convenció Chelo, la lotera del 127 de Tres Forques.

«Si no hubiera sido por ella no habría ganado 125.000 euros, ¡no era el número que quería!», cuenta entre sollozos Ángela. «Pero he ganado seguro, ¿no?». Todavía está en shock. Lógico. Actualmente vive con su esposo, Enrique Ward, en casa de la pareja de ancianos a la que cuidan. Fue allí donde conoció la noticia que va a cambiar su vida. Su marido llegaba del gimnasio a mediodía cuando la encontró llorando frente al televisor. «Pensaba que le había pasado algo a algún familiar. Me abrazó, estaba temblando», cuenta Enrique. Minutos después bajó con un pequeño pedazo de papel en el que había apuntado a vuela pluma las cinco cifras mágicas. Incluido ese nueve que nunca quisieron en su papeleta. La entregó casi sin mirar a los ojos a Manuel, marido de Chelo y dueño del quiosco. Tras una hora de celebraciones 'a ciegas', la administración de Tres Forques encontró por fin a su flamante ganador.

De cero a cien. La locura se desató cuando Chelo y Manuel confirmaron la buena fortuna de Enrique y Ángela. No hubo champán, pero sí muchas lágrimas. «Después de tantos años viviendo en España ya queríamos tener un piso propio. También ayudaremos en lo que podamos a nuestra familia de Perú», explicó Ward.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios