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J. A. MARRAHÍ
Domingo, 21 de diciembre 2014, 23:39
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«No se puede culpar sólo a la sequía de la plaga del pino. En otras épocas sin lluvias, los escarabajos perforadores no causaron semejantes estragos». Así resume Carles Arnal, portavoz de Acció Ecologista Agró, las conclusiones a las que varias asociaciones ecologistas y expertos forestales llegaron el sábado tras visitar los montes de Vilamarxant. Es uno de los pueblos más afectados por la plaga del pino que ya ha acabado con miles de árboles y está obligando a una tala selectiva en 120 pueblos de la Comunitat.
El encuentro reunió a miembros de Bosc Viu, Acció Ecologista Agró, Plataforma de Afectados por Incendios y Ecologistas en Acción de La Serranía. «La extensión de árboles afectados es enorme», lamentó Arnal. «Sin duda la sequía es un factor importante, pero la plaga también se explica por el aumento de la contaminación y la reducción de personal de vigilancia de plagas en los montes de la región», advirtió. «Hace dos años se eliminaron cuatro brigadas preventivas y el personal de los parques naturales se ha reducido en tres cuartas partes. Por eso ahora vamos a rebufo de un grave problema que podría haberse detectado antes con los medios adecuados», criticó.
En cuanto al plan de talas de la Generalitat para impedir que prolifere la población de escarabajos, los ecologistas demandan que se realice «con cautela». Temen, por un lado, «que se corten más árboles de los estrictamente necesarios» y que la maquinaria pesada para poder retirar los troncos cortados «acabe por dañar el monte todavía más».
Aplauden la colocación de 200 trampas de feromonas que atrapan a los perforadores, pero los expertos reunidos consideran que son «claramente insuficientes para el alcance de la plaga». Estiman que sería deseable al menos 800 para lograr reducir la superpoblación y evitar que una nueva generación emerja en primavera.
Al tratarse de un problema global, también proponen que tanto la Generalitat como los ayuntamientos de los pueblos asuman «solidariamente» los gastos de la tala y descortezado de árboles infectados en montes privados. Así lo explica Carles Arnal. «Un 90% del monte valenciano privado está en manos de propietarios de menos de cinco hectáreas. La inmensa mayoría no obtiene beneficio de sus árboles y, por tanto, les supone mucho esfuerzo pagar el corte y retirada de los árboles infectados por la plaga».
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