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«Vivimos en una de las zonas más amenazadas por el cambio climático»

José Luis Rubio alerta en el Aula LAS PROVINCIAS de que la sequía y los incendios se incrementarán en la Comunitat

D. GUINDO

Jueves, 26 de junio 2014, 00:02

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valencia. El fundador y primer director del Centro de Investigaciones sobre Desertificación, y Premio Rey Jaime I de Protección del Medio Ambiente, José Luis Rubio, alertó ayer en el Aula LAS PROVINCIAS de las preocupantes perspectivas con las que afronta el planeta tierra el futuro y las graves consecuencias que el cambio climático provocarán en el mundo en general y en la cuenca mediterránea en particular. La Comunitat, en opinión de este experto, por su situación geográfica será una de las zonas europeas que más sufran la acción del calentamiento global: sequías, incendios, salinización de acuíferos y subida de temperaturas, entre una larga lista de impactos provocados por el cambio climático. «En la Comunitat debemos hacer una política muy activa de adaptación» a este fenómeno, advirtió.

Sin embargo, Rubio quiso centrar su charla, impartida en el Salón Sorolla del Ateneo Mercantil y titulada Conflictos y guerras ambientales en el siglo XXI. Nuevas amenazas globales ligadas a la desertificación y el cambio climático, en cómo la carencia de agua o tierras fértiles está originando la mayor parte de los conflictos actuales; y en cómo la acción del hombre ha venido generando toda esta progresiva degradación de la tierra por lo que, en su opinión, «el futuro nos depara unas perspectivas preocupantes».

Además del cambio climático, el planeta está viviendo una auténtica explosión demográfica, así como dos importantes crisis, energética y financiera. Por ejemplo, alertó, la población mundial pasará en 20 años de los actuales 7.000 millones de personas a 9.000; crecimiento que se centrará especialmente en los países en vías de desarrollo, estados con menos recursos básicos de subsistencia y menos capacidad tecnológica y de innovación. Hará falta incrementar la producción de alimentos en un 70 por ciento para atender a toda la población mundial.

Sin embargo, se destinan cantidades «ridículas» a combatir el cambio climático mientras, por ejemplo, en armamento las Naciones Unidas han contabilizado que se gastan 800 billones de dólares.

Rubio quiso poner el acento también en la fragilidad de la tierra, sobre todo la «fina capa de suelo» que es la que, en definitiva, garantiza que la vida sea posible en el planeta. «Esta fragilidad no es percibida por la sociedad, pero el suelo nos da el 90 por ciento de nuestro alimento, por lo que afrontar el cambio climático es el mayor reto social del siglo XXI».

Este especialista hizo referencia también al quinto y último informe del IPCC (las siglas en inglés del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) que califica como «inequívoco» este fenómeno y que, por ejemplo, en la cuenca mediterránea provocará que en unas décadas suban las temperaturas más de seis grados, se reduzcan las precipitaciones y, por tanto, se incremente la sequía, aumente la evaporación y el riesgo de desertificación ante la caída de las reservas hídricas, y se origine un proceso de salinización de los acuíferos, todo ello aderezado con una progresiva pérdida de productividad del suelo.

Explicó también que sólo el 12 por ciento del suelo emergido tiene un uso agrícola y que únicamente el 3 por ciento cuenta con una alta capacidad. Estos porcentajes podrían aumentar, como máximo, hasta el 25 por ciento, pero por contra la tendencia es que vayan reduciéndose, sobre todo en Europa, donde la situación es especialmente preocupante. «Con el aumento de población tendremos problemas de disponibilidad de suelo fértil».

Asimismo, advirtió del fenómeno de acaparamiento de tierras que países como Arabia Saudí, Japón, China o India han realizado en África, terrenos que ocupan una extensión de unas 67.000 hectáreas y que destinan al cultivo de alimentos o de biocombustibles. «África era autosuficiente en 1970 y ahora importa el 25 por ciento de los alimentos», ejemplificó. Y ofreció otro dato: «ahora hay 30 millones de personas sin agua potable y en 2025 serán 63 millones» en el arco mediterráneo.

Todo este progresivo déficit hídrico y de suelos fértiles está propiciando que proliferen los conflictos y las guerras, como el registrado en Darful, calificada como la primera crisis ecológica y en el que violentos enfrentamientos entre pastores árabes y agricultores africanos, precisamente por esta carestía, ha provocado entre 200.000 y 500.000 muertes. Ruanda, Somalia, Nigeria, Etiopía o Mali son otros de los países donde se han registrado los 35 conflictos contabilizados sólo este año. «Y la tendencia es al alza», apuntó Rubio.

¿Y qué hacer ante esta situación? «Estamos abocados a un momento de grandes cambios que requerirá que la sociedad civil pase a la acción y se enfrente al despilfarro, a la mala gestión y a la irresponsabilidad». En esta línea, cree que es necesario activar una triple revolución verde: ambiental, económica y social. Además, apuesta por que los protocolos internacionales, como el de Kioto, sean de obligado cumplimiento. «Necesitamos un cambio radical, vamos en muchos aspectos en la dirección equivocada, por lo que necesitamos una sociedad civil más activa».

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