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Xirivella partida por el río en los 90: a la derecha el núcleo urbano y en la marginal izquierda, el barrio de la Luz.:: peiró
El cauce que dividió Xirivella

El cauce que dividió Xirivella

El desvío del río Turia tras las inundaciones que ahogaron Valencia en 1957 se convirtió en 1973 en una barrera que partió el término

M. J. CARCHANO

Sábado, 28 de marzo 2015, 00:18

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1957. Fue un año trágico para Valencia. Corría un 14 de octubre cuando las intensísimas precipitaciones que se registraron -más de 300 litros por metro cuadrado- provocaron que el río Turia a su paso por Valencia se desbordara, lo que causó, además de incontables daños materiales, al menos 81 muertos. No era la primera vez, pero la virulencia de estas inundaciones obligó al Gobierno a tomar medidas para evitar que Valencia volviera a ahogarse. Desde la Edad Media se habían registrado episodios como el que se vivió hace apenas medio siglo, pero los valencianos ya estaban hartos. Tanto, que el entonces alcalde de Valencia, Tomás Trénor, tuvo el valor de enfrentarse a Franco para que tomara medidas. Logró su objetivo, aunque fue destituido de su cargo.

El Plan Sur, como se llamó al proyecto que ideó el Gobierno para evitar más desastres de este tipo, fue desviar el cauce del río Turia, que atravesaba la ciudad. Fue ocho años después cuando se ejecutó esta colosal obra, que trasladó el río, bordeando la capital por el suroeste. En febrero de 1965 comenzaron los trabajos. Y Xirivella fue uno de los municipios que más gravemente tuvo que padecer aquella nueva infraestructura, ya que creó una barrera artificial en medio de su término municipal, tanto más ancha si se tiene en cuenta que se aprovechó la construcción del nuevo cauce del Turia para convertirlo en una circunvalación de la ciudad, la V-30, con varios carriles por sentido y vías de incorporación que hacían de aquella infraestructura un obstáculo insalvable.

Para financiar aquella obra se estableció que las cartas y paquetes postales que se remitían desde Valencia tendrían que llevar un sello adicional de correos. Juan Medina, un vecino de Xirivella, miembro de la junta directiva del hogar del jubilado, todavía guarda uno de aquellos sellos que tenían un coste de 25 céntimos y que sirvieron para sufragar en gran medida la importante obra hidráulica. En 1973 finalizaron las obras y dejaron de pasar las aguas por el viejo cauce del Turia para hacerlo por el nuevo.

Hasta la ejecución del Plan Sur, el casco antiguo y la zona donde se ubica el barrio de la Luz estaban conectados por una carretera que venía de Valencia y llegaba hasta Torrent, atravesando Xirivella y Alaquàs, y que todavía existe, aunque la mayoría de los vehículos ya circulan por las variantes construidas en las últimas décadas. Medina, junto a otros jubilados de la localidad, recuerdan incluso el número del tranvía, el 21, que realizaba este recorrido, e incluso paseaban por una zona que posteriormente quedó impracticable para los peatones.

En aquella época la primacía del vehículo privado era absoluta. Aquel tranvía que recordaba Juan Medina dejó de circular incluso antes de que se desviara el cauce y la obra quedara finalizada, unos trabajos que no tuvieron en cuenta a los ciudadanos que no tenían coche. Así que cuando se desarrolló el barrio de la Luz, ya en la década posterior, quedaron marginados al otro lado del cauce y de varios carriles de vía rápida por donde actualmente circulan diariamente cerca de 100.000 vehículos.

El puente que salvó el cauce a la altura de Xirivella se convirtió además, con el tiempo, en uno de los más transitados, ya que es el inicio, o el final, de la autovía de Madrid, lo que creó otra barrera insalvable para Xirivella en su parte norte, que ya tenía otro obstáculo con la línea férrea que unía Valencia con Madrid. Precisamente, los vecinos del municipio recuerdan aquel accidente en 1980 donde un autobús repleto de trabajadores de la antigua empresa textil Feycu, ubicada junto a la V-30, fue arrollado por un tren cuando cruzaba un paso a nivel con las barreras levantadas. Murieron 27 personas.

Las barreras artificiales creadas alrededor de Xirivella han condicionado su desarrollo urbanístico, y con la masiva urbanización durante la burbuja inmobiliaria decenas de fincas quedaron al borde de la V-30, lo que ha obligado a los vecinos a tener que acostumbrarse a convivir a diario con el ensordecedor ruido de los vehículos, miles de ellos camiones en dirección al puerto de Valencia.

El ruido no acabará pero al menos la barrera de la V-30 y del cauce es menos obstáculo desde que se construyó una pasarela peatonal entre los dos márgenes del río, que permite a los vecinos del casco urbano y del barrio de la Luz poder cruzar dando un paseo sin tener que jugarse la vida entre el tráfico.

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