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Jesús Baeza delante de uno de los belenes de grandes dimensiones creado por los socios.
Capital de los nacimientos navideños

Capital de los nacimientos navideños

La Casa del Belenista reúne todo tipo de figuras y representaciones en torno a la Natividad

Joaquín Andreu Esteban

Martes, 27 de diciembre 2016, 00:28

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Todas las localidades exhiben durante estos días numerosos nacimientos con motivo de la Navidad en una exposición que resulta efímera y que tiene como arranque las primeras fechas del mes de diciembre, pero si hay algún municipio donde los belenes están presentes durante todo el año, ese es Callosa.

La localidad de las redes alberga un museo dedicado a todo tipo de estas composiciones tan centradas en unas fechas especiales, y es un grupo de aficionados a los belenes los que hacen perdurar la tradición en un inmueble restaurado del siglo XVIII. La Casa del Belenista es por méritos propios el recinto donde desde pequeños a mayores pueden disfrutar de estampas en miniatura y todo tipo de objetos en torno a la Navidad y al frente de la asociación se encuentra su presidente, Jesús Baeza, quien destaca además que también editan la revista 'Pastorela', otro de los hitos de la Navidad que se centra en recopilar todas las facetas de las fiestas y cuyas portadas decoran los muros del inmueble.

La casona solariega se compró en 1986 y es propiedad de los más de doscientos socios que componen la asociación. Fue inaugurada tras su restauración en 1999 con motivo del 37 Congreso Nacional de Belenistas. Baeza es acaso el mejor guía para conocer algunos de los detalles que encierra, y se siente orgulloso de que por ella pasen miles de personas, como las ocho mil contabilizadas el año pasado con una clara mayoría de escolares de toda la comarca. Pese al influjo que ofrecen los belenes para los niños Baeza destaca «que también se da entre los mayores y lo que intentamos con esta asociación es que no se pierdan las tradiciones de colocarlos en las casas frente al empuje de poner los árboles».

Tanto por la planta baja como por las otras dos de las que se compone la Casa del Belenista se reparten todo tipo de nacimientos de diversas proporciones, «y todavía tenemos centenares de figuras guardadas que no podemos exponer por falta de espacio». Así es posible contemplar algunos conforme se entra al museo donde se puede empezar a ver las valiosas piezas que se atesoran en ellas. Un lugar destacado ocupan los que recrean estampas callosinas del siglo pasado y que reflejan desde la recogida del cáñamo a todos los oficios tradicionales relacionados con este cultivo.

«Cada uno tiene su esencia y es un modo de recoger tanto las tradiciones locales como el gusto por los belenes que ha habido en la localidad desde siempre», relata Baeza, ya que en las escenas se han incluido desde el patrón San Roque y su Santuario a edificios que en la actualidad ya no existen «en nacimientos de grandes dimensiones, aunque también hay otro tipo de escenificaciones». Así se puede ver algunos realizados en cuadros «que surgieron por la dificultad de tenerlos en pisos y se colocan en las paredes», describe el presidente de los belenistas. Tampoco faltan en la colección otros de origen murciano con trajes típicos de la región vecina con alguno que tiene más de un siglo de antigüedad y los que imitan los realizados por el imaginero Francisco Salzillo.

Un paseo por las diversas plantas permite descubrir vitrinas con figuras de toda clase y de diversos lugares del mundo «que se donan por parte de socios o callosinos que han hecho viajes y las traen para hacer más grande la colección», desde las elaboradas en papel, cartón o piedra a aquellos latinoamericanos hechos a partir de hojas de palma.

En las plantas superiores es posible ver pinturas con imágenes de las representaciones en otros países o por el hueco de la escalera lonas con dibujos que se usaban para cubrir edificios con estampas navideñas. En el repaso Baeza relata que los socios no solo se dedican al montaje de uno en la Casa de la Juventud que este año cuenta con cuatro escenas, puesto que también otras localidades los llaman para montarlos, además de geriátricos como el de Redován y el hospital comarcal, «un proceso que se empieza a fraguar meses antes de diciembre». Conforme se asciende se suceden expositores con figuras traídas de Tierra Santa o destinos tan remotos como Tailandia o Kenia hechas de cera, incluso botellas de cerveza francesas con etiquetas navideñas, tallas rusas, armenias y tampoco faltan las que están dotadas de movimiento o placas grabadas de Holanda, un compendio de objetos dedicados a esta tradición que hacen que Callosa se convierta en la capital belenista de la comarca.

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