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Comedor del Restaurante Mora.
La acogedora cocina del interior
LA GASTROTECA DE FÉLIX

La acogedora cocina del interior

Félix Cardona

Domingo, 4 de diciembre 2016, 08:20

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En la provincia de Alicante hay ciertos rincones con encanto. Algunos tienen algo especial y mágico, tanto por la situación como por la historia que transmiten. Uno de ellos es Castell de Guadalest. Sitio con un turismo más que importante desde los años 80, pero bien gestionado pese a la masificación. Una excursión más que recomendable al interior de la provincia. Así que cogimos el coche un día nublado y nos fuimos para allí, no sin antes preguntar a un buen amigo alguna recomendación para comer. No dudó ni un segundo: Restaurante Mora. Situado justo a la entrada de la zona histórica, con el castillo y la Casa Orduña como referentes, parecía el sitio menos apropiado por ser zona de paso de todo el turismo. Pero había confianza en el criterio del consejero, así que allí nos fuimos.

  • Restaurante Mora.

  • C/ Sol, Guadalest.

  • Teléfono 965 88 50 87

El restaurante era una casa típica de la zona, al que se entraba por un enorme patio interior, habilitado ahora como terraza cubierta. Como la humedad y el frío eran importantes, la reserva la hicimos en el interior. El salón principal estaba decorado con innumerables enseres domésticos tradicionales, con una chimenea presidiendo una de las esquinas. El ambiente era agradable, cálido y hogareño. Justo a lo que habíamos ido. La otra razón de la visita, cómo no, era probar algún plato típico de la zona. Un menú 'tradicional' cubría todas mis expectativas. Embutido de entrante, mintxo de primer plato y olleta de blat de principal. También tienes la opción de un menú degustación con aire más moderno por 25 euros (bebidas aparte). Esta vez me decanté por lo tradicional. Así que os cuento.

Una tabla de pizarra con embutido rompió el frío. Un par de tipos de longaniza, morcilla seca y sobrasada. Nada sorprendente pero de calidad notable. Acompañado de un buen pan con el que había que controlarse y dosificarse para no pagarlo más tarde. Tras esto, un mintxo con acelga, espinacas y col escaldadas y salteadas con ajo, terminado en este caso a la plancha. ¿Pero qué es un mintxo? Se trata de una masa de origen íbero hecha con harina, aceite, agua y sal, que se rellenaba originalmente de distintas hierbas silvestres, pero que ahora cada uno rellena de lo que le parece y le gusta. Una receta tradicional como pocas y que está resurgiendo en toda la zona de Callosa d'en Sarriá y alrededores. Realmente bueno, con ese acabado en plancha que le da un toque tostado muy interesante.

El plato fuerte fue la olleta de blat (trigo lavado sin cáscara ni hollejo). Fuerte y abundante, porque me sacaron un perol para mí solo con el que me pude rellenar el plato tres veces. Más verdura que cerdo, lo que no iba en detrimento del sabor. Yo le habría añadido embutido, pero el plato ya era suficientemente contundente, aunque no se hacía nada pesado (o es que yo le tenía muchas ganas). Esta es una receta que poco a poco se van poniendo de moda otra vez pero que tenemos que hacer fuerza entre todos para recuperar. Platos muy nuestros que nada tienen que envidiar a otros del norte.

Por último, de postre, un par de opciones. Una más que correcta tarta de limón con bizcocho y un vasito con una crema de cheesecke y frutos rojos, acompañado de una galleta salada desmenuzada por encima. Muy buenos ambos y ayudaron a terminar de lujo la comida. Como no podía ser de otra forma, una infusión, en esta ocasión de salvia, para intentar empezar una buena digestión. Todo lo acompañamos de agua, alguna copa de vino y, en mi caso, por un par de cervezas Althaia (de Altea). Empecé con la Althaia Blonde Ale y terminé con su nueva cerveza de calabaza 'Caramba!', que acompañó con su dulzor a la olleta de forma espectacular.

Muy destacable el servicio, recomendado especialmente por mi amigo. Cercano, rápido, aconsejando platos y cantidades. Ese trato familiar que buscas en estos restaurantes, llevado a un nivel profesional más que interesante. Sin duda, junto a la calidad de la comida, otra razón más para visitar este pueblo de la montaña alicantina.

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