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Belén Cárceles mira el escaparate de un comercio, un sector para el que se pide más concienciación a la hora de abrir negocios.
Un rally en silla de ruedas

Un rally en silla de ruedas

Orihuela Sin Barreras reclama a Urbanismo que ponga más celo para facilitar la accesibilidad de las personas con movilidad reducida

Joaquín Andreu Esteban

Domingo, 13 de noviembre 2016, 01:40

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Una ciudad es más habitable cuanto más cómoda resulte para que sus habitantes puedan dar una vuelta por sus calles o plazas, y no solo teniendo en cuenta a los vecinos, sino también para los turistas, personas con movilidad reducida o discapacidad, y una de las bazas es que sus condiciones de accesibilidad mejoren con el paso de los años.

Con ese objetivo es con el que trabaja un colectivo como Orihuela Sin Barreras, que reivindica de forma periódica mejoras que vengan a solventar las carencias que sus integrantes padecen a diario en su deambular por el casco urbano y por otras zonas del término municipal, mejoras «de las cuales nos beneficiamos todos los ciudadanos, y no solo aquellos que tenemos algún tipo de discapacidad física, que si bien somos los que más las necesitamos, repercuten en todos, desde niños a personas de edad avanzada porque una sociedad se mide por el progreso de la vida diaria», explica la presidenta del colectivo, Carmen Díaz. Sin Barreras aglutina en la actualidad las inquietudes de medio centenar de personas con discapacidad o sin ella, y justo ahora está sumida en las reuniones que con carácter trimestral tienen como marco la Mesa de Accesibilidad auspiciada por el equipo de gobierno para solventar deficiencias y que sirva de punto de encuentro entre colectivos y administración local para buscar una ciudad más transitable. «Esto no nos impide el apartarnos de analizar las carencias que siguen existiendo porque trabajamos en detectarlas, y mucho, aunque no siempre se obtienen resultados», relata su responsable.

Díaz pone de manifiesto una mezcla entre desánimo y ganas de mantener esa lucha constante por contar con una ciudad más accesible y recordó que cada vez que hay un cambio de gobierno municipal «nos planteamos si con los nuevos conseguiremos avances», pero a la vista de su diagnóstico tanto de sus paseos por las calles como por otras zonas del término como pedanías o la del litoral sus esperanzas son poco halagüeñas.

La mesa periódica donde se abordan este tipo de cuestiones alterna precisamente reuniones en la costa y ciudad donde se ponen de manifiesto las reclamaciones «sobre todo por parte de quienes tenemos problemas diarios para desplazarnos con facilidad», y pese a que la presidenta reconoce que se ha avanzado mucho todavía «queda trabajo por hacer» por lo que sus demandas van dirigidas en mayor parte al Ayuntamiento por ser la administración más cercana a los vecinos «y que debe dar ejemplo con sus actuaciones en materia de urbanismo e infraestructuras, lo que no siempre ocurre». Pese a que agradecen la predisposición del equipo de gobierno del PP, tanto del primer edil, Emilio Bascuñana, como de la responsable de Bienestar Social, Sabina Galindo, por hacerse eco de su reivindicación para contar con este tipo de mesas dan un tirón de orejas a la concejal de Urbanismo, Begoña Cuartero, ya que su departamento es quien debe velar por el cumplimiento de las normativas en materia de accesibilidad «junto a Infraestructuras, cada uno dentro de sus competencias».

La presidenta todavía tiene presente la ausencia de la edil en la última de las reuniones que tuvo lugar el 20 de octubre en el Ayuntamiento de Playa Flamenca donde se iban a abordar cuestiones de todo tipo «y nos desplazamos hasta allí con los problemas que nos acarrea y debía estar presente, pero no fue, máxime cuando los problemas que íbamos a tratar eran de su competencia». Así, esperan que este hecho no se repita en la siguiente cita prevista para el día 16

«El objetivo que tenemos está claro, y es mejorar las condiciones de accesibilidad y se trabaja en varios frentes», recuerda Díaz para lo cual se han creado grupos de trabajo que analizan diferentes áreas donde se puede actuar tanto en el ámbito de recintos culturales, turismo, transportes o las dos grandes áreas anteriormente citadas «que son las que mayores competencias tienen para detectar, y también solucionar, muchos de los problemas».

La cabeza visible de Sin Barreras, junto a su vicepresidenta, Belén Cárceles, son capaces de elaborar todo un mapa de deficiencias en pocos minutos y en una cita con ambas en la céntrica Glorieta enumerar de carrerilla anomalías en la vía pública. Entre ellas denuncian la falta de control de las obras que se realizan en el municipio y ponen como ejemplo sin ir más lejos la remodelación de la calle San Gregorio el pasado verano por parte de adjudicataria del agua para reponer el alcantarillado. A este respecto señalaron que una vez que se repuso el asfalto algunas de las rampas de este vial no reúnen las condiciones que marca la Ley de Accesibilidad puesto que en la misma puerta de la iglesia la rampa no está al ras de la calzada, lo que impide el paso de personas son sillas de ruedas. A este ejemplo unen otro paso en la esquina de la calle Campoamor hacia la Glorieta del que relatan la estrechez de la rampa en la acera de esta y el poco espacio de giro que tiene, «que impide que se pueda sortear con facilidad», dijo la vicepresidenta, «y hay que sumarle que son resbaladizas y en muchas ocasiones necesitamos de ayuda para poder subirlas o bajarlas». De igual modo ven inconvenientes en la actuación para dotar con redes de gas natural la prolongación de Pintor Agrasot, donde también se han dejado escalones en las aceras «y no nos valen respuestas como que se mejorarán cuando se ejecuten los avales. Las cosas hay que hacerlas bien a la primera». De este modo confían que en la remodelación de Los Andenes se respeten las rampas del paseo tal y como están ahora ya que incluso lamentan que la obra efectuada en Marqués de Molins no se ajusta a la legalidad. Ante estos hechos lo que reclaman es «que pese a que las vemos y las denunciamos nosotros no somos inspectores de Urbanismo y son los técnicos los que deben supervisar que reúnan las condiciones que por lo menos antes sí tenían», explicaron al unísono.

Otra de las 'guerras' abiertas tiene que ver con los comercios, en concreto con sus accesos que dicen que es «el punto negro de accesibilidad». Así no llegan a entender cómo se dan las licencias de apertura solo fundamentadas en la declaración responsable a la hora de su petición por la que el propietario se compromete a tener el local en condiciones «porque no basta con eso. Se necesita un control más exigente» pues Sin Barreras es capaz de trazar una larga lista de negocios de reciente apertura a con más antigüedad donde entrar con sillas de ruedas o carritos de bebé es un ejercicio imposible «porque tampoco vale que tengan rampas de quita y pon. La normativa está para cumplirla y para eso sirven las inspecciones antes de tener licencia definitiva», indica Cárceles.

La ocupación de la vía pública por los hosteleros es otra queja a sumar puesto que lamentan que mesas y sillas ocupan aceras de tal modo que entorpece el paso de sus sillas por las mismas «ya que a veces la ocupan casi por completo» ,como también reclaman que las plataformas de aquellos negocios que las tengan para ubicarlas estén a ras de aceras para superar la barrera arquitectónica de los bordillos «y si la ordenanza hay que cambiarla pues que se haga».

Los recintos culturales también entran en su compendio de quejas puesto que desde Sin Barreras han pedido que los escenarios de la Lonja o el Teatro Circo cuenten con accesos adecuados para personas que tengan que usarlos «porque en ocasiones tenemos que entrar por la puerta de atrás, y también hay niños con problemas de movilidad que toman parte en representaciones escolares», indican, aunque precisan que muchos de los edificios públicos están acordes a la legislación. Con este compendio de quejas lo que reclama Sin Barreras es que la accesibilidad sea una cuestión transversal que afecte a todas las áreas municipales y que haya mayor sensibilidad hacia esta «no solo para la vida de los discapacitados, también porque hay cada vez más personas de edad avanzada que requieren mejoras».

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