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El autor, y profesor, Luis García Montero, en una entrevista reciente.
«La poesía hace que no se cumpla la profecía del 'Gran Hermano' de Orwell»

«La poesía hace que no se cumpla la profecía del 'Gran Hermano' de Orwell»

poeta

LOLA TORRENT

Viernes, 21 de octubre 2016, 01:39

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'Poesía urbana: el tráfico de la conciencia» fue el título de la conferencia que Luis García Montero dio ayer en la Sede Universitaria Ciudad de Alicante . Con ella inauguró el ciclo 'Palabras, espacio y tiempo en la experiencia de la ciudad' organizado por la UA. El Premio Nacional de Literatura de 1994 y el Premio Nacional de la Crítica en 2003 son sólo algunos de los reconocimientos a su trayectoria poética y literaria.

-La Literatura refleja el entorno en el que vivimos. ¿La poesía hoy es urbana?

-La ciudad para la poesía no es un simple decorado. Los coches, los rascacielos han supuesto una transformación mental para el mundo de la poesía que refleja una nueva época marcada por la velocidad. Antes de lo urbano dominaba la lentitud. Pero en la ciudad el poeta descubre que todo es transitorio, veloz, sin dogmas ni verdades esenciales. Un mundo en constante transformación. Todo cambia. Lo que se construye se hace para ser destruido. Yo recuerdo la pastelería de barrio de mi niñez, la librería donde me compré mis primeros libros de aventuras, o el descampado donde jugaba al fútbol. Todo eso ya ha desaparecido. La ciudad se deshace muy rápido.

-La poesía está ligada a la lentitud. ¿Queda espacio para ella en este mundo nuestro tan cambiante y rápido?

-En este mundo concebimos el tiempo como un objeto de consumo. Algo de usar y tirar. Y sin embargo la Literatura pertenece a otra dimensión temporal en la que son importantes la memoria y los sentimientos. En este entorno sólo nos queda nuestra propia conciencia y nuestra propia reflexión para intentar encontrar respuestas al mundo en que vivimos. La poesía en España forma parte de nuestra educación sentimental y por eso aquí no se ha producido tanto esa ruptura entre la realidad poética y los nuevos hábitos sociales de las ciudades. Un ejemplo de ello es el papel que jugaron los cantautores. Paco Ibáñez, o Joan Manuel Serrat, por ejemplo, llevaron la poesía a sus canciones. Nuestra educación sentimental ha permitido hacer un tipo de poesía que comparte el rigor lírico con el contacto con la gente. No queda en el elitismo. Yo creo que la poesía actual se ha hecho un hueco en el espacio sentimental de la gente.

-Los poemas son vehículos de transmisión de muchas cosas. Valores, sentimientos y también rebeldía. A veces son como un grito. pausado, pero un grito.

-La rebeldía es una de las raíces de la poesía. Cuando elegimos las palabras matizamos nuestra relación con el mundo. Si usamos un lenguaje empobrecido, nuestra relación con el mundo se empobrece. Si utilizamos la riqueza del lenguaje, nuestra relación con el mundo se enriquece, se amplía la interpretación que hacemos de la realidad. La poesía es contraria al dogma, a las certezas rotundas, a las consignas. Busca los matices de la realidad. En cada no, hay un sí. Y en cada sí, hay un no. Es lo opuesto al lenguaje que se dedica a divulgar consignas o a publicitar ideas. La poesía verdadera tiene su raíz en la rebeldía y el poeta luego lo aplica a su propia vida e intenta que sus comportamientos estén al margen de las convenciones. Es, en definitiva, un grito de libertad. Vivimos en un mundo que cuenta con poderosos medios de control de las conciencias. La tecnología crea una realidad virtual. A veces parece que se haya hecho realidad la profecía del Gran Hermano de Georges Orwell. Parece que existe un control absoluto de los individuos convertidos en masa. Ese control se da. Pero, de pronto, aparece la poesía. Y me doy cuenta de que no se ha llegado a cumplir la profecía. Yo no me siento sometido a ningún Gran Hermano.

-Luis García Montero es catedrático de Literatura, ensayista, novelista y poeta. ¿ Ante todo poeta?

-Sí. Me considero ante todo poeta. Mi primer acercamiento a esa dimensión temporal de la memoria fue a través de la poesía. En el documental sobre mi mundo poético ' Aunque tú no lo sepas' que ha dirigido Charlie Arnaiz y Alberto Ortega y que presentamos el martes en esta misma sede de la Universidad de Alicante, me conmueve la aparición de mi padre recitando la 'Canción del Pirata' de Espronceda. Él me la leía de niño. Entré en la fábula a través de la poesía. Pero después de más de 30 años escribiendo poesía me acerqué a la narrativa porque no quería repetirme. Quise darme tiempo para renovar mi imagen poética. Pero sí, ante todo, me siento un poeta.

- ¿Cuáles son sus escritores más admirados?

- Yo soy persona de muchas admiraciones. de hecho, reivindico nuestro derecho a admirar. Eso da mucha energía para vivir. Puedo citar, por ejemplo a Antonio Machado, a Luis Cernuda, los poetas de los años 50. Admiro a Rafael Alberti, a Federico García Lorca. Lorca por ejemplo, empezó siendo muy optimista con la transformación que suponía vivir en grandes ciudades. Pero vivir en Nueva York le hizo al final concebirlas como un territorio de crisis, anonimato y multitudes que hacían difícil la comunicación humana. No obstante en la poesía actual la ciudad se naturaliza, ya no es un territorio raro o agresivo. Es la visión, por ejemplo de Gil de Biedma, o de Joan Margarit, poeta y arquitecto. Admiro también a Jorge Guillén. Durante un tiempo la doble faceta de escritor y profesor, como era su caso, se veía como algo negativo. Pero yo, que también soy profesor, me doy cuenta de que eso me hace hablar de autores muy diversos. Hablo sobre San Juan de la Cruz, sobre poesía de vanguardia o surrealismo. Con eso aprendes a disfrutar de todos. Te enseña a ser poco sectario. Me asustan esos viejos cascarrabias que rechazan determinadas tradiciones. Si rechazas pierdes la oportunidad de enriquecerte.

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