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José Monzonís, presidente de FICE, junto al brazo robotizado para el calzado que Inescop presentó en la reciente feria de Futurmoda, en IFA.
«Los robots trabajarán junto a los operarios del calzado en poco tiempo»

«Los robots trabajarán junto a los operarios del calzado en poco tiempo»

José Monzonís Salvia, presidente ejecutivo de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE)

Gaspar Macià

Domingo, 16 de octubre 2016, 00:47

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La introducción de nuevas tecnologías y métodos en la gestión y la producción de las empresas zapateras es uno de los objetivos prioritarios que se marcó el ingeniero industrial José Monzonís Salvia cuando accedió a la presidencia de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) en noviembre pasado. Esos y otros retos de la 'factoría del futuro' fueron también analizados en el reciente Congreso Nacional del Calzado que la patronal organizó junto a Inescop en Elda. En noviembre se celebrará también un seminario sobre el tema en Elche

-¿Cómo será la 'factoría del futuro' en el sector del calzado?

-Es un término muy usado en la actualidad, junto a otros como 'industria 4.0', para explicar los cambios tecnológicos que se están introduciendo como consecuencia de la economía digital. Se trata de buscar objetivos muy claros y concretos, como acercar mucho más las factorías a las necesidades del cliente: tiempos rápidos de respuesta, series cortas y enorme flexibilidad en la producción. Es un proceso que en el calzado ya se está viviendo desde hace años, sobre todo en Europa, y que ahora con las nuevas tecnologías se está acelerando. Eso al mismo tiempo que facilita la reducción de costes y el incremento de la productividad, algo que es fundamental en la industria futura.

-¿Eso implica una mayor automatización del proceso productivo?

-La robótica colaborativa va a ser una de las herramientas, pero no evidentemente la única, que se implantarán en el futuro próximo en cualquier proceso industrial y, por supuesto, en el calzado. No se trata tanto de que el robot vaya a sustituir a las personas, sino de trabajar a su lado para apoyar el trabajo de los operarios en aquellas tareas más repetitivas y desagradables, lo que les permitirá un mayor confort al trabajador y un aumento de la productividad en la empresa.

-Si, pero cuando se habla de automatización de la fabricación, se piensa automáticamente en robots y máquinas que van sustituyendo a los trabajadores...

-En absoluto. El sector del calzado español tiene un valor añadido por su mano de obra experta y cuanto más sofisticado es ese producto, más valoran los mercados esa manufactura experimentada que fabrica y mima ese producto final, y que respaldar que siga siendo así. Pero en cualquier caso, la 'industria 4.0' no solo es robótica, sino también toda una serie de tecnologías digitales que se están implementando y que deben permitir una mayor comunicación entre las personas y las máquinas y la dirección de la empresa para que puedan tomarse decisiones en tiempo real en materia de planificación productiva.

-¿Qué otras ventajas reportará?

- Por ejemplo, también debe permitir una mayor comunicación entre la empresa y los mercados a través, por ejemplo, del análisis de grandes cantidades de datos para percibir lo antes posible el comportamiento de los consumidores ante determinadas colecciones que salen al mercado. Eso permitirá mejorar los márgenes de las compañías y reducir los riesgos de equivocaciones, que es algo fundamental en moda. Lo que pretendemos es divulgar casos de éxito entre la empresas del sector para que cada una tome sus propias decisiones y estudie cómo aplicar todo esto de las nuevas tecnologías a su caso particular.

-¿Está el sector preparado para todos estos cambios?

-Una buena parte del sector está maduro y lo que hay que tratar es de que esa madurez llegue a todos. No podemos olvidar nunca que las pequeñas y medianas empresas siguen siendo fundamentales para mantener la competitividad del calzado español en el mundo. Tenemos que hacer un esfuerzo entre todos los agentes del sector para que llegue también a ellas. La incorporación tecnológica tiene que ir pareja a un avance en los métodos históricos de gestión de la producción, que no por el hecho de haber alcanzado unos magníficos estándares de productividad y racionalización, sino precisamente por eso pueden permitirse dar esos saltos. Es el caso de compañías líderes en el calzado español que ya lo están haciendo desde hace dos o tres años. Entendemos que el proceso de tecnificación y la introducción de nuevas tecnologías debe ir acompañado de cambios en los métodos de producción y gestión, porque muchas de estas herramientas afectan a todas las actividades de las compañías y a sus métodos de gestión.

-¿Ha habido avances en ese campo en este año que lleva al frente de la federación?

-Los avances siempre requieren tiempo y el ritmo depende de la habilidad de la empresa y de la capacidad de los agentes económicos y tecnológicos para dar a conocerlos. Hay empresas que están avanzando de forma muy rápida y probablemente lo que tenemos que hacer es dar a conocer más ejemplos de éxito para que generen un factor de imitación sobre la base mayor de pequeñas y medianas empresas. Estamos culminando ya una primera edición de implantación de 'lean management' [sistema de organización que elimina sobrecostes y prioriza los procesos que aportan valor para el cliente] con doce empresas de diferentes zonas zapateras. Hay otras compañías que se están sumando de manera independiente a esos nuevos métodos de gestión de la producción y estamos planteando una segunda edición para el próximo año con otro número similar de empresas. Con estas iniciativas lo que tratamos es de sembrar en las diferentes zonas para que esos ejemplos de éxito vayan atrayendo a otras empresas y difundiéndose. Es lo que pretendemos también con el reciente congreso nacional en Elda, que atrajo a más de 200 participantes, prueba del gran interés que hay entre las empresas de sumarse a estos nuevos procesos, que no son específicos del calzado ni siquiera del sector de la moda, sino que afectan y van a influir en todos los procesos productivos a nivel mundial.

-¿No se corre el peligro de que las empresas que no apliquen estos procesos queden descolgadas?

-Tiene que ser responsabilidad compartida. Por una parte, de los agentes económicos, porque tenemos que tratar de liderar la difusión de estas necesidades, que aunque se vislumbren tardías, van a ser absolutamente necesarias en pocos años para mantenerse en los mercados y poder competir; de los agentes tecnológicos porque tienen que acercar la tecnologías no solo a las grandes y medianas empresas, sino también a toda esa base de pequeñas empresas que existen en nuestros grandes distritos industriales, y el hecho de estar concentradas en esas áreas tiene que facilitar la actuación de los agentes económicos y tecnológicos. También las administraciones tiene que poner recursos a disposición de esas pymes para poder hacer los cambios tecnológicos, de gestión y productivos necesarios. Pero no cabe duda de que la principal responsabilidad finalmente recae sobre los empresarios, los técnicos y demás trabajadores de todas las compañías. Los sindicatos también están concienciados de avanzar juntos en esa dirección. Así que si todos estamos enfocándonos hacia ese cambio industrial que se está produciendo en todo el mundo, con mayor razón tenemos que pedirles a esas pequeñas empresas que se vayan sumando progresivamente a lo que va a ser necesario y fundamental en muy pocos años para mantenerse en el mercado

-Sí, pero los sindicatos no se fían, como dejaron claro en la negociación del último convenio.

-Una de las razones fundamentales por las que puede tener éxito la implantación de un nuevo sistema de gestión de la producción radica no solo en la decisión de la dirección de la empresa, que debe liderar este proceso, sino del conjunto de los trabajadores. Estos nuevos sistemas, como el 'lean management', que es por el que apostamos como federación, supone la participación y corresponsabilización de los trabajadores en todas y cada una de las iniciativas de mejora, de incremento de la productividad y reducción de costes de las compañías. Para ello hay que partir de la tranquilidad de los empleados en su puesto de trabajo y del reconocimiento de la empresa hacia quienes que más se corresponsabilicen en esos procesos de mejora. Así que nada más lejano de los objetivos de este tipo de métodos. De lo que se trata es de competir mejor, de ganar mayor cuota de mercado y de poder pagar mejores salarios en el futuro, porque los sueldos van ligados al incremento de la productividad. Este es un aspecto fundamental.

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