Borrar

El antibiótico vancomicina altera la flora intestinal

La mayoría de los pacientes no llegan a recuperar los niveles iniciales incluso 22 semanas después

EFE

Jueves, 6 de octubre 2016, 11:53

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El uso del antibiótico vancomicina oral produce alteraciones en las bacterias que forman la flora intestinal, hasta el punto que la mayoría de los pacientes no llegan a recuperar los niveles iniciales incluso 22 semanas después del tratamiento.

Así lo concluye un estudio del Área de Genómica y Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio), sobre el efecto negativo a largo plazo en la flora intestinal de este antibiótico, usado para tratar infecciones causadas por bacterias multirresistentes.

La microbiota intestinal es esencial para el desarrollo del tracto intestinal y la maduración del sistema inmune y nervioso, por lo que alteraciones de la composición microbiana producida por los antibióticos pueden favorecer el desarrollo de enfermedades infecciosas y patologías como obesidad o asma.

El estudio lo ha liderado por el doctor Carles Úbeda, quien ha explicado en un comunicado que han encontrado una gran diferencia entre pacientes en el nivel de recuperación de la microbiota, pues en algunos casos no se recuperan hasta el 89 % de las bacterias más abundantes, y en otros la recuperación es similar a la composición inicial.

El estudio, novedoso tanto por la aplicación de técnicas de secuenciación como por su duración -22 semanas tras la suspensión de la administración de la vancomicina-, han analizado la microbiota intestinal de 21 pacientes con artritis reumatoide que no habían sido sometidos a ningún tratamiento previo ni expuestos a ningún otro antibiótico al menos tres meses antes.

De estos 21 sujetos, nueve recibieron vancomicina oral durante dos semanas, junto con metotrexato (medicamento utilizado en el tratamiento de la artritis reumatoide).

Los doce restantes solo recibieron metotrexato y no recibieron vancomicina. En este grupo control no se identificaron alteraciones en la composición de la microbiota intestinal en ningún momento.

Para ambos grupos se obtuvieron muestras fecales antes del inicio tratamiento, a las dos semanas, y a las dos, seis, catorce y veintidós semanas tras el cese del tratamiento.

"Durante las dos semanas que dura el tratamiento antibiótico es cuando se produce una mayor alteración de la microbiota de estos pacientes, coincidiendo la pérdida de la gran mayoría de las especies bacterianas con un incremento de algunas bacterias asociadas a infecciones, como Escherichia y Klebsiella", resalta el investigador.

Posteriormente, el grupo de investigación hizo un estudio en ratones para identificar las posibles consecuencias de los cambios observados tras el tratamiento con vancomicina, que concluyó que una menor recuperación de la microbiota tras el cese del tratamiento promueve la colonización por patógenos multirresistentes.

"Los resultados de este estudio permiten a los clínicos disponer de mayor información para elegir, dentro de las opciones posibles a la hora de tratar infecciones, los tratamientos más eficaces y con menor impacto en la microbiota", ha añadido Úbeda.

Para el investigador, en los casos es que se prescriba vancomicina "sería interesante realizar una monitorización anterior y posterior del paciente, es decir, estudiar su microbiota para ver cómo se recupera".

Eso ayudaría, ha añadido, a identificar pacientes con alto riesgo de sufrir efectos colaterales negativos "e incluso plantear la necesidad de restaurar su microbiota mediante el uso de probióticos o el trasplante fecal".

El artículo, publicado hoy en Journal of Antimicrobial Chemotherapy y titulado "Short- and long-term effects of oral vancomycin on the human intestinal microbiota", está firmado también por los investigadores de la Fundación Fisabio Sandrine Isaac, Ana Djukovic y Nuria Jiménez.

Asimismo, colaboran en la publicación los investigadores José U. Scher, B. Abramson y Dan R. Littman (New York University School of Medicine) y Eric G. Pamer (Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, Nueva York).

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios