Borrar
Urgente Supermercados abiertos este Viernes Santo en Valencia: Horarios especiales
Alicia Petrashova y Raquel Ferrando posan junto a una de las imágenes que se muestran en la exposición inaugurada ayer en la Universidad de Alicante. :: j. p. reina
Dos mujeres y una tragedia que contar

Dos mujeres y una tragedia que contar

La UA expone una colección de 29 fotografías que retratan el drama del éxodo de refugiados sirios

ENEAS G. FERRI

Martes, 13 de septiembre 2016, 02:24

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Con un objetivo tan sencillo de origen como difícil de llevar a cabo: arrojar luz sobre la situación de los refugiados sirios. En torno a esta idea partieron su viaje Alicia Petrashova y Raquel Ferrando, cámara y bolígrafo en mano, respectivamente, por más de 17 ciudades en seis países. Retrataron la tragedia, escribieron sus protagonistas y plasmaron la huida con su miedo y desesperación, como muestra la exposición en la Sala Trànsit del Aulario II de la Universidad de Alicante que se podrá ver hasta el próximo 31 de octubre.

'Última parada: libertad' es el título de la exposición fotográfica que se compone de 29 imágenes de Petrashova y un chaleco de refugiado, acompañados de los textos explicativos de Ferrando. No obstante, las dos jóvenes, ex estudiantes de Trabajo Social en la Universidad de Alicante, ultiman un fotolibro que revisará toda su experiencia junto a los refugiados.

Su viaje tuvo lugar en 2015 y transcurrió durante dos meses y medio. Turquía, Grecia, Serbia, Macedonia, Alemania y Francia fueron los países que visitaron «para ver de cerca el drama de los refugiados, de los que nos llega una información que no es clara y, por eso, queríamos dar luz a la realidad», explican.

Su trabajo no fue fácil, ya que las autoridades militares y policiales de los distintos países «tenían órdenes que intentar que se conociera lo menos posible sobre el estado de los refugiados», indica Petrashova. No obstante, las dos jóvenes tenían recursos y fueron, cuando pudieron, de la mano de las organizaciones no gubernamentales o las asociaciones de voluntarios para adentrarse en el terreno «aunque siempre defendimos que trabajábamos de manera independiente, sin pertenecer a ninguna entidad», añade.

Por su parte, Ferrando destaca que cuando se adentró en las historias de los refugiados y de las personas que trabajan en la zona se sorprendía de que «aquí llegaban unas noticias y unas versiones que no tienen nada que ver con lo que realmente sucedía». Entre sus notas, destacan apuntes como que «si te fijas en el chaleco que exponemos te das cuentas de que está relleno de bolsas de plástico. Parece que servirá para flotar pero, cuando una persona caía con eso al agua, el chaleco apenas servía para hundirse un poco más lento».

También describe otras situaciones llamativas que no han llegado desde la zona, como que «cuando llegaban a tierra lo primero que preguntaban era si estaban en Europa. Las mafias les dejaban en la lancha y les decían que fueran recto pero, en el mar y de noche, no sabían si habían llegado a Europa o se habían desviado y estaban otra vez en Turquía o África, con lo que irían a la cárcel y habrían perdido su oportunidad».

Sin embargo, el capítulo que más llama la atención es el de la lucha entre guardacostas y equipos de rescate de voluntarios, junto a los llamados «ratas». «Si te recogían los guardacostas tenían que esperar a que recogieran a más refugiados para no volver con el barco vacío, por lo que los voluntarios siempre querían llegar antes y los guardacostas les amenazaban por tráfico de personas», a lo que añade que «y entre esta lucha aparecían las ratas, gente de las mafias que aprovechaba el desconcierto para robar las lanchas o sus motores para poderlos reutilizar en otros envíos de personas».

Niños con escritos en su piel, personas atendidas al borde del desfallecimiento, los campamentos, gases lacrimógenos volando sobre personas corriendo, las famosas alambradas fronterizas o un vertedero de chalecos y lanchas son estampas que retratan la aventura de Petrashova y Ferrando.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios