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La manifestación, encabezada por matadores y ganaderos, avanza por las calles de Valencia hacia la plaza de toros.
Más de 20.000 personas convierten Valencia en un clamor por la tauromaquia

Más de 20.000 personas convierten Valencia en un clamor por la tauromaquia

Las grandes figuras del toreo, los ganaderos, las peñas y los aficionados salen a la calle para exigir «libertad» y «respeto» en una protesta histórica

J. A. MARRAHÍ

Lunes, 14 de marzo 2016, 01:08

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El 13-M es ya una fecha histórica para el mundo del toro. La manifestación en defensa de la tauromaquia cumplió las expectativas y logró congregar en Valencia a más de 20.000 personas, según fuentes policiales, y cerca de 30.000 en cálculos de los organizadores. «Libertad» y «respeto» fueron las dos ideas más reiteradas.

Entre los asistentes, estuvieron los primeros nombres del mundo de la lidia. Veteranos y jóvenes matadores compartieron pancarta en la cabeza de la manifestación. Apoyaron la protesta José Tomás, José Mari Manzanares, Morante de la Puebla, Enrique Ponce, 'El Soro', César Rincón, 'El Juli', Ortega Cano, Sebastián Castella o Juan José Padilla, entre otros muchos diestros. El sector ganadero estuvo representado por nombres como Victorino y Adolfo Martín, Eduardo Miura o Benavent. Y tras ellos marcharon miles y miles de personas. Políticos que acudieron a título personal, asociaciones taurinas, aficionados y un sinfín de ciudadanos de todas las edades y procedencia.

A la hora estipulada, cuatro furgones policiales comenzaron a abrir paso a los manifestantes. Los diestros sostenían una gran pancarta en la que se podía leer 'Los Toros, Cultura, Raíces y Libertad de un Pueblo', lema de la manifestación. Durante la marcha, los diestros asistentes alzaron su voz en defensa de los toros. Enrique Ponce, que más tarde leyó el manifiesto, calificó el encuentro como «día histórico para revindicar lo que amamos y lo que queremos, que tengamos la libertad para demostrar nuestras tradiciones y cultura sin que nos ataquen».

Morante de la Puebla también lanzó estocadas afiladas en defensa de la tradición. «Tenemos que hacernos ver y sentirnos orgullosos de ser taurinos. No tenemos nada que esconder. Somos personas pacíficas». En su opinión, «los antitaurinos se manifiestan de manera insultante. Creen que somos españoles rancios o franquistas. Tienen esa película en la cabeza». Orientó sus palabras también al mundo de la política. «El toreo lo utilizan los políticos para desviar la atención y no arreglar los problemas que sufre el español, como el paro. Nosotros damos de comer a mucha gente y me siento orgulloso de ser español y torero».

La marcha discurrió a buen ritmo por la calle San Vicente, la Sangre y plaza del Ayuntamiento. Al llegar al consistorio, la larga comitiva hizo un parón y la multitud alzó el grito de «¡libertad, libertad!» hacia el Consistorio. Parte de los congregados corearon alusiones directas a Joan Ribó. «¡Que salga el alcalde!» o «¡este alcalde es antitaurino!» fueron algunas de las frases.

Carlos Núñez, ganadero y presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia y de la Fundación del Toro, reconoció sentirse «impresionado» por la gran asistencia. «Ha sido todo un hito y un toque de atención a nuestros políticos para que se den cuenta de una vez de lo arraigada que está la tauromaquia en nuestra sociedad». «Nosotros no queremos que entre más o menos gente a la plaza, sino que dejen de molestarnos», exigió Ricardo Gallardo, propietario de la ganadería gaditana de Fuente Ymbro.

A las cuatro la manifestación llegó a la plaza de toros. Desde un balcón, Enrique Ponce leyó el manifiesto. «Somos fuertes. Y muchos», clamó antes de comenzar. Ponce reclamó el «derecho a nuestra identidad, cultura y buen nombre de nuestros padres a los que les gustó la tauromaquia e hicieron del toro el símbolo de sus pasiones». «Hagan el favor de no utilizarnos como materia de distracción. No podemos consentir que, por intereses espurios y economicistas, venga nadie a decir que las pasiones de nuestros padres y abuelos eran perversas o crueles», dijo.

«La injuria y el insulto»

También hubo argumentos ante la crítica antianimalista. «La tauromaquia incluye, especialmente, la defensa del toro y todas las especies que se refugian en su ambiente. Dinamiza ciudades por su capacidad de crear trabajo y fija la población rural». Ponce destacó las «aportaciones a las arcas del Estado y las raíces de nuestra cultura, a las que tenemos derecho a no renunciar». Y apeló al sentido común: «A quienes no les guste que no vengan a la plaza, pero sí exigimos la libertad de elegir, de pensar. Igualdad respecto a otras actividades y artes, tanto en lo que se refiere a aportaciones fiscales como a la promoción. No más, pero tampoco menos». Y lanzó una advertencia: «Por descontado, no aceptamos la injuria y el insulto».

Si bien la manifestación quiso desvincularse de signo político, algunos la apoyaron a título personal. Estuvo, por ejemplo, la presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, el diputado Luis Santamaría y el expresidente de la Generalitat Francisco Camps. También el director de Emergencias, José María Ángel, y el concejal de Hacienda, Ramón Vilar. Durante el recorrido hubo conatos muy leves de enfrentamientos con antitaurinos controlados por la Policía Nacional y los organizadores.

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