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A. PANIAGUA
Domingo, 6 de marzo 2016, 00:49
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Mercedes de la Aldea era una actriz llamada a hacer grandes cosas. Era menuda y apasionada; aparte de interpretar, llegó a dirigir obras teatrales, le gustaba la cultura francesa y estaba entusiasmada con la idea de escribir. Sin embargo, en 1954, cuando rodaba 'Lo que nunca muere', una película basada en el popular serial radiofónico de Sautier Casaseca, una hélice de una avioneta Piper que se disponía a despegar decapitó a la actriz, que apenas tenía 22 años. La tragedia truncó el talento de una joven que con un mínimo de suerte habría hecho historia en los escenarios. El escritor y periodista Marcos Ordóñez, gran contador de vidas de comediantes, recrea su figura y otras muchas en 'Juegos reunidos' (Libros del Asteroide), un autorretrato sentimental en los que concurren personajes reales con fuerza novelesca. Mercedes de la Aldea lo era, como otros protagonistas del libro, una miscelánea compuesta de artículos, crónicas, novelas breves, cuentos y poemas.
Marcos Ordóñez es muy dado a reconstruir la biografía de monstruos de la escena. En 'Juegos reunidos' también glosa la figura de Conchita Bardem, una actriz a quien le embargaba una sensación de irrealidad cuando abandonaba las tablas. Y también evoca a María Asquerino, quien, cuando rememoraba su pasado, lo hacía tarareando canciones. «Elegí a estas tres actrices porque sus vidas poseen una potencia narrativa muy grande. Llevan la novela puesta. Se trata de tres imágenes que conectan conmigo de manera especial», arguye el autor.
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