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F. AMAT
Domingo, 29 de marzo 2015, 01:00
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El Orihuela comenzó su particular calvario con un tropiezo inesperado tras reponerse de una primera caída. Los amarillos cuajaron una buena actuación con Perico como estrella, que marcó dos goles en el momento más crítico del partido. Aún así, los amarillos no pueden seguir la estela del Castellón. Cuando saboreaban la victoria el Alzira empató gracias a los huecos que dejaron en defensa.
El conjunto visitante encerró en los primeros minutos al Orihuela en su campo a base de saques de esquina y una defensa muy adelantada. El planteamiento era similar al de otros rivales que llegaban a Los Arcos pero con mucha más efectividad. Los valencianos se encontraban motivados y llegaron con la idea de huir del descenso, mientras que los locales no acertaban a sacar el balón jugado.
Aunque el primero en hacer daño al rival fue Tonino que disparó a puerta en la primera ocasión que tuvo. Más tarde casi logra el gol de la jornada con un disparo desde la línea divisoria. El guardameta Flor tuvo que retroceder y estirarse para evitar un tanto que hubiera sido antológico porque el volante lo probó desde muy lejos ante la salida del portero visitante. Esta acción frenó la presión asfixiante de los azulgrana. Los de Onrubia intentaron triangular en la medida de lo posible, pero el rival salía muy a la contra.
Los amarillos tuvieron premio a una jugada muy bien enlazada. La primera jugada de equipo salió a pedir de boca: los mediocampistas la tocaron en la medular y por el centro del área Picó le dio un pase medido a Antonio entre varios defensores alcireños. El ariete no dudó en meter el esférico al palo derecho. Con temple y calidad el murciano anotó otro tanto ante la salida de Flor. A la segunda ocasión subía el 1-0 al tiempo que los ánimos de los locales se disparaban. El conjunto oriolano se reconocía a si mismo con una jugada en el que el balón fue el protagonista. A diferencia de otros partidos se conseguía ventaja antes del ecuador de la primera parte.
El escenario del encuentro cambió por completo con una jugada a balón parado. Los jugadores de Dani Ponz consiguieron empatar en el minuto 30 gracias a una dudosa falta cometida en la banda izquierda del Orihuela. La jugada partió desde el banquillo de Onrubia al punto de penalti donde llegó Duco desde segunda línea para cabecear el balón, que lo picó primero para que Emilio no pudiera llegar a atajarlo. El Alzira no iba a poner nada fácil el asalto a la segunda posición, por lo que el cuadro local tenía que seguir remando hacia la victoria contra un equipo que jugó como si no ocupara uno de los últimos lugares de la tabla.
Intentó el cuadro escorpión devolverle la partida a su contrario con un falta botada desde la esquina izquierda del área. El capitán Fleki tocó de cabeza un balón medido y puso el cuero en el segundo palo pero el colegiado pitó fuera de juego a instancias de su asistente.
La orilla se alejó en la segunda mitad todavía más cuando Diego remató de manera impecable un centro colgado al segundo palo en el 55. El jugador de banda controló el esférico y batió a Emilio casi calcado al primer tanto. El jarro de agua fría se convirtió en un barreño de templada instantes después cuando una gran jugada de Tonino en la línea de fondo acabó con un centro a la línea de gol que Perico no dudo en remachar un minuto después.
El Orihuela se reponía de este modo a las primeras de cambio demostrando que el carácter no lo perdía a pesar de las adversidades. Con el viento a favor los escorpiones sacaron petróleo de una jugada de estrategia que lanzó de forma directa Ernesto. El rechace lo acogió Perico como un niño espera un caramelo en una procesión de Semana Santa. Perico se destapaba a esas alturas de partido como el hombre del partido con dos tantos vitales en cuatro minutos cuando sus compañeros los necesitaban más.
El cuadro local poco después se vino arriba y no le importaba que el puerto del triunfo estuviera a veinte minutos. Aunque su ánimo de dominar el encuentro le pasó factura cuando Quique empató en el 87 tras recoger un rechace en el área pequeña y frustró cualquier aspiración de los jugadores oriolanos por lograr ponerse más cerca de la segunda posición.
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