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Luis Candela
Viernes, 13 de marzo 2015, 00:57
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La Audiencia Provincial de Alicante retomó ayer el juicio contra tres acusados de nacionalidad rumana, uno de ellos prófugo, por el intento de homicidio de un cliente que se encontraba con cuatro amigos en un club de alterne en La Vila Joiosa. Hasta el establecimiento se dirigieron al menos treinta personas, como confirmó el dueño del local, a fin de dar un escarmiento a este grupo, aunque solo pudieron dar alcance a la víctima. No tuvo escapatoria, pues le asestaron varias cuchilladas en el pecho, en la región lumbar, el abdomen, la pelvis y el muslo derecho.
Por si con el ataque con armas blancas, entre las cuales se encontraba al menos una afilada catana, la multitud propinó tal paliza a la víctima que sufrió la rotura del diafragma izquierdo, así como de los huesos de la nariz y fracturas por todo el cuerpo, como recoge el Ministerio Público en su escrito de acusaciones. Sin embargo, el representante del fiscal optó por rebajar a 6 años de prisión para cada uno de los procesados, representados por los letrados Gonzalo Martín y Mariana Ivanov, por un delito de homicidio en grado de tentativa, en lugar de asesinato.
Ayer se retomó el juicio que debía concluir el 5 de marzo, pero que ese día se suspendió para poder tomar declaración a un testigo. El hombre acudió ayer esposado a la Audiencia Provincial de Alicante, pues se encuentra preso por otros hechos distintos. Se trata de la persona que trasladó a la víctima desde donde le agredieron hasta el hospital. Sin embargo, su testimonio no terminó de arrojar luz sobre la presencia de los dos procesados.
«No vi a los acusados y tampoco los conozco», aseguró el hombre a preguntas del Ministerio Público. Lo que sí pudo describir fue el charco de sangre en el que el joven agredido recibió las puñaladas que no resultaron mortales de milagro. «Sangraba por la boca», confirmó, «y en el suelo también había». Entre el alboroto, atinó a ver cómo alguien sacó una catana.
Por su parte, quien también declaró fue el dueño del club de alterne. El hombre se limitó a explicar que cuando vio llegar a la turba les pidió que «si tenían problemas con alguien, que no lo hiciesen en mi casa». Por lo demás, el testigo afirmó encontrarse a unos 200 metros de donde se produjo el ataque y que solo pudo identificar a un hombre alto y clavo.
Tras la brutal agresión, la Guardia Civil inició un operativo que permitió la detención de casi una decena de personas relacionadas con el suceso un mes después. Los tres principales sospechosos permanecieron encarcelados entre dos y siete meses antes de ser puestos en libertad.
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