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A la derecha, la criminóloga Amparo Huélamo, ayer, junto a Araceli Martínez.
«Me encontré con ella y hablamos; luego echó a correr y se marchó»

«Me encontré con ella y hablamos; luego echó a correr y se marchó»

La criminóloga Amparo Huélamo desempolva el caso de Gloria Martínez, la joven que desapareció de la clínica de L'Alfás en 1992 al afirmar que la vio cuatro años después

Luis Candela

Viernes, 27 de febrero 2015, 01:30

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Pronunciar su nombre supone evocar uno de los misterios más sonados de la provincia de Alicante. Gloria Martínez, la muchacha que desapareció tras su ingreso en la clínica Torres de San Luis de L'Alfàs del Pi, contaba con tan solo 17 años cuando su caso saltó a los periódicos el 29 de octubre de 1992, día en el que ya no se tuvo más rastro de ella.

Al menos eso parecía a día de hoy, pues ni el empeño de sus padres ni de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ha servido para dar con evidencias sobre el paradero de la joven. Pero un testimonio trae de nuevo el asunto a la actualidad informativa, pues solo cuatro años después, en el verano de 1996, una persona asegura que coincidió con la chica.

La criminóloga Amparo Huélamo sostiene que tan solo cuatro años después del extraño suceso tuvo un encuentro con Gloria. Fue algo casual. La también perito se encontraba por la ciudad de Valencia cuando se dio de bruces con la joven. «La reconocí», indicó ayer Huélamo a este diario después de la celebración de la primera Jornada de Peritaje Judicial y Seguridad que tuvo lugar en los juzgados de la capital alicantina y que arrancó con la intervención de la directora territorial de Gobernación y Justicia en Alicante, Araceli Martínez.

«Me encontré con ella y estuvimos hablando», aseguró la especialista, quien además pudo comprobar que Gloria «era madre» en aquel entonces, según su versión. Gloria, en palabras de su interlocutora, se encontraba bien y presentaba un estado saludable. Sin embargo, no quiso hacerle saber que la había identificado porque «no quería levantar la liebre». Pese a ello, en un momento dado de la conversación, la todavía joven muchacha «echó a correr y se marchó».

Huélamo afirma que ha mantenido una conversación con el padre de Gloria, Álvaro Martínez, a quien aportó una serie de datos del encuentro con su hija y «me aseguró que lo que le dije le cuadraba». No obstante, preguntada por qué la cita no tuvo mayor eco, la perito indicó que «lo puse en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad»

Las pesquisas efectuadas desde la fatídica madrugada del 29 de octubre del año 92 no han podido determinar la suerte que corrió Gloria. Fuera de la vía penal, los padres de la muchacha poco consuelo hallaron en la sentencia del juzgado de Benidorm, que más tarde ratificó la Audiencia Provincial, y que condenaba a la psiquiatra que atendió a la menor, María Victoria Soler Lapuente, y a la empresa Zopito SAL, dueña del centro, a indemnizarles. Los nuevos posibles indicios tampoco parece que hayan permitido arrojar pruebas que hubiesen posibilitado la localización de Gloria, quien cuando todo ocurrió tan solo llevaba unas horas en el centro y fue sometida a un tratamiento contra un «síndrome borderline con un cuadro psicótico agudo».

El encuentro de especialistas judiciales, organizado por la Asociación de Criminólogos y Afines de la Comunidad Valenciana, discurrió ayer con la intervención de Huélamo, del también perito Ángel de la Riva, así como de mandos de la Policía Nacional especializados en ciberdelincuencia y delitos telemáticos.

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