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Condenados a 20 años los cinco acusados de asesinar a un traficante en Silla

En la sentencia se considera probado que los individuos eran sabedores de que el fallecido se dedicaba a la compraventa de cocaína, motivo por el cual idearon una operación ficticia

EFE

Martes, 22 de abril 2014, 18:43

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La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a más de 20 años de prisión a cada uno de los 5 acusados de asesinar a un narcotraficante, al que pretendían robar cinco kilos de cocaína, en un chalet de la localidad valenciana de Silla en junio de 2010.

En la sentencia, hecha pública por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, el magistrado presidente de la Sección Segunda de la Audiencia condena a 20 años al autor material de los disparos que acabaron con la vida del narcotraficante, más 1,5 años por tenencia ilícita de armas.

Las penas para el resto contemplan tres años de prisión por robo con violencia y diecisiete años y cinco meses por asesinato; y a dos años a un sexto procesado por encubrimiento.

En concepto de responsabilidad civil, los cinco condenados por asesinato deberán indemnizar a los herederos de la víctima con 180.000 euros y a sus padres con cerca de 5.000.

En la sentencia se considera probado que los ahora condenados eran sabedores de que el fallecido se dedicaba habitualmente a la compraventa de cocaína, motivo por el cual idearon una operación ficticia en la que pretendían robarle cinco kilos de esta sustancia.

Para ello pidieron a uno de los procesados, el condenado por encubrimiento, que les dejase un chalet a las afueras del casco urbano de Silla, donde se citaron con el narcotraficante fallecido.

En el garaje del chalet le esperaron ocultos tres de ellos con el rostro escondido por gafas de sol y pasamontañas, de modo que en cuanto llegó empezaron a propinarle puñetazos y a golpearle con una porra eléctrica.

En la refriega, el narcotraficante reconoció a uno de los agresores, y este hecho -unido a que la víctima no había traído la droga consigo- motivó, según consta en la sentencia, que se decidiese acabar con su vida con dos disparos en la cabeza.

Tras el asesinato, dos de los procesados fueron a comprar cinta americana y gasolina, y de regreso envolvieron el cuerpo del fallecido y lo introdujeron en el maletero de un coche que posteriormente fue abandonado e incendiado en un paraje de Llombai.

Días más tarde, en un registro policial efectuado en casa de la abuela de la pareja sentimental del fallecido, se intervinieron cinco kilos de cocaína y un revolver que ésta había cogido del piso que compartía con el fallecido.

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