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Adam, junto a varias estrellas de la serie 'Downtown Abbey' y el presidente de la ONG 'Changing Faces'. / NYDN
La celebridad que asusta
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La celebridad que asusta

Adam Pearson, de 29 años y con la cara llena de tumores, pasa de sufrir burlas a firmar autógrafos tras su peli con Scarlett Johansson

DANIEL VIDAL

Sábado, 19 de abril 2014, 02:40

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Ya dejó claro, hace dos años, que no tenía «miedo a las alturas». Lo único que le producía pánico era «caerse» desde esas alturas. Producía, en pasado. Porque Adam Pearson, 29 años, vecino de Croydon, al sur de Londres, autodefinido en su cuenta de Twitter como «friki televisivo, investigador y presentador», y con una cara parecida a la de un monstruo por culpa de una neurofibromatosis -enfermedad que provoca tumores no cancerígenos por todo el cuerpo-, decidió en 2012 subirse a un avión, abrir las compuertas y lanzarse al vacío para superar sus miedos. Y, de paso, «crear conciencia sobre la desfiguración facial».

Poco después, Adam apareció en un documental del canal 4 titulado 'La bella y la bestia: la cara fea del prejuicio', en el que daba otro paso de gigante para borrar estigmas sobre este problema. O de hombre elefante. Uno de los muchos insultos que le han dedicado por la calle desde que a los cinco años le diagnosticaron su enfermedad. Fue después de que se golpeara la cabeza contra una ventana y el chichón se negara a desaparecer. Toda su vida se ha enfrentado a miradas indiscretas, cuando no directamente a la incomprensión o a las burlas más descarnadas. 'Caracortada' es lo más bonito que le han llamado.

Pero Adam siempre ha sido fuerte. Se negó a cambiarse de colegio, a pesar del tormento al que le sometían sus compañeros, que un día le llenaron de escupitajos en una broma cruel. «Aquello fue horrible», confesaba el propio Adam a la periodista de 'The Guardian' Elizabeth Day. Pero una de sus principales armas para combatir sus dolencias -y la humillación de parte de la sociedad- siempre ha sido el humor: «Los tumores me afectan principalmente a la cara, aunque tengo uno en el culo que probablemente no mostraré». También relata una experiencia que le ocurrió hace solo unas semanas, cuando un grupo de chicas adolescentes empezaron a hablar de él entre risas y a sacarle fotos con sus móviles. «Todo lo que yo quería era comprar 'El Hobbit' en 'BluRay'». Pero Adam, fan de grupos como Kasabian o Green Day, ya lo lleva mucho mejor. Casi tan bien como su gemelo Neil, a quien la enfermedad se le manifiesta solo en pequeñas pérdidas de memoria. Ahora, con las fotos, suelen pedirle autógrafos. Porque el chico de la cara desfigurada, el tipo más feo del barrio (y de parte del extranjero), se ha convertido hoy en una celebridad.

Con los ojos de un alien

Ha sido gracias a un pequeño papel en 'Under the skin' (Bajo la piel), la alabada película de ciencia ficción dirigida por Jonathan Glazer en la que Scarlett Johansson, de morena, interpreta a una extraterrestre que recorre las calles de Glasgow matando a hombres desconocidos. Uno de esos hombres es Pearson, que charla con el alien sobre la ignorancia y los prejuicios. La bellísima visitante, de hecho, no repara en su cara, sino en sus «hermosas» manos. «Mi madre me decía que tenía las manos bonitas. Una de las principales razones por las que acepté el papel fue porque la película era muy honesta, muy emotiva», declara a 'The Guardian' el mismo actor que hasta ahora solo había hecho algún pinito como ser fantástico o repudiado, al estilo del jorobado de Notre Dame, aunque le pirran series con tanto glamour como 'Mad Men'. Y añade: «Para mí, el filme es como ver el mundo a través de los ojos del alien, sin prejuicio alguno».

La mayor parte de la conversación con la actriz neoyorquina fue improvisada. Incluso, y sin contar el final de la historia, Pearson tiene una escena íntima con Johansson, algo que podría haberle aterrado mucho más que aquella tarde en la que se lanzó desde el avión. Pero ni siquiera se lo pensó. «Te dicen acción y simplemente lo haces», explica. Una vez, claro, que «superas el sentimiento de '¡oh, Dios mío, es Scarlett Johansson!'». Porque Adam Pearson, claro, no es de piedra. Aunque haya pasado más de 30 veces por el quirófano.

Como Vinicio Riva, el enfermo de neurofibromatosis que fue consolado por el Papa Francisco (la fotografía dio la vuelta al mundo), Adam Pearson parece haber recibido un regalo divino tras su experiencia con Johansson. Un regalo de las alturas para que él, y todas las personas como él, puedan librarse de los estigmas de una cara desfigurada. «Ya sea gracias a una película o yendo a comprar leche todos los días». Incluso criando a sus hijos, a los que Adam tiene un 50% de posibilidades de transmitirles su enfermedad. «Pero antes hay que encontrar novia... y tener sexo».

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