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JOSÉ FORÉS
Viernes, 11 de abril 2014, 21:09
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En España, todos los ciudadanos son donantes salvo manifestación expresa en contrario. Eso dice la ley y es lo que se conoce como consentimiento presunto. Esto posibilita el acceso a la familia para en el caso de la donación de cadáver, que es una de las dos formas que existen para donar órganos en este país. El otro método es hacerlo entre vivos.« En este se conoce el receptor y el donante y se debe garantizar el mínimo riesgo a las dos partes, dentro de las limitaciones de la ciencia médica, porque no hay riesgo cero, aunque si lo minimizamos», sostiene el doctor Juan Bautista Galán,coordinador de la Unidad de Trasplantes del Hospital La Fe.
Además, en el marco jurídico español, se evita cualquier tipo de transacción económica gracias a una serie de procesos que acaban en el juzgado de instrucción correspondiente para comprobar que no existe dinero de por medio. «La donación en este país es altruista, gratuita y solidaria, no se dona a cambio de nada , recuerda Galán.
En la otra vía, en la de la donación de cadáver, los órganos que se obtienen van a una lista de espera para que vaya dirigido a la persona que más lo necesite. «Si es urgente hay una lista nacional organizada por la ONT (Organización Nacional de Trasplantes). Si el paciente tiene un código cero cardíaco (es decir, si no se trasplanta puede morir en 48 horas) es prioritario, por lo que esté donde esté, se traslada el órgano donde es necesario. Si no hay código cero, hay una distribución geográfica según zonas del país», afirma el doctor Galán. Medida lógica porque en función del órgano hay un tiempo mínimo para realizar la intervención, mientras se conserva de manera artificial el órgano.
Hoy en día, en España, hay una media de cinco donantes diarios, siendo uno de los países más solidarios del continente. Y más seguros, porque la regulación de donación y trasplantes es muy estricta. «Con medidas severas, todos las personas que viven en España, tienen las mismas posibilidades, estén en Andalucía, Navarra o en la Comunitat Valenciana»,afirma el doctor.
De aquella solidaridad se obtienen los frutos deseados. Resultados que tienen nombres y apellidos. Como los de Ginés Buendia y Mª Dolores Martínez. El primero fue trasplantado de corazón hace más de 25 años. Eran otros tiempos, pero las consecuencias son las mismas. Lleva una vida normal y quiere servir como ejemplo para todos aquellos que dudan de la idoneidad de ser donante o de permitirlo.«Hay mucha solidaridad en este país, es maravilloso, pero aún tiene que haber más, hay demasiada gente esperando, y los que tienen dudas, les invitaría a visitar en el hospital a todos aquellos que esperan un trasplante», cuenta Ginés.
En la misma línea se manifiesta Mª Dolores, ella lleva tan solo un año con un corazón nuevo. Con 41 años sufrió dos infartos, desde entonces su grupo de amigos se convirtieron en donantes. Ella ya lo era pero nunca se planteó ser receptora. «Yo no estaría aquí si no fuera por un donante, estaba muerta, 19 días conectada a uno artificial. Hace un año, alguien me salvó la vida».
Hay otros casos en los que miembros, como ellos, de AVATCOR ( Asociación Valenciana de Trasplantados de Corazón) no pueden contarlo. «La semana pasada un joven de 33 años que estaba en lista de espera falleció porque no llegó el órgano. Es angustioso. Y hay que hacer un llamamiento. Porque la donación es maravillosa. En el momento en el que un familiar es capaz de trasmutar el dolor por la pérdida de un familiar en esperanza y vida para otra persona es un milagro» comenta Esther López , presidenta de AVATCOR
Esta asociación intenta ayudar en lo posible a las personas que están en lista de espera y a sus familiares. Además quieren concienciar a través de charlas en colegios, de la importancia de donar. Porque como antes se ha mencionado, y a pesar de ser este un país muy solidario, en este campo, lo cierto es que es necesario obtener más donantes. Un momento crucial para ello, radica en hablar con las personas que han perdido un familiar. Son momentos complicados, peliagudos y el equipo de la Unidad de Trasplantes debe estar preparado para ello.« Hay que darles tiempo para que asuman la dureza de la noticia inesperada del fallecimiento. Tienen que retomar el control tras el varapalo emocional. Hay que tratar a las personas como te gustaría que te trataran a ti. Estamos formados en eso. Cada familia es un mundo. Cada caso es diferente y variable. Y así debería estarlo todo el personal médico, no solo los miembros de la Unidad», comenta Galán.
Aunque el momento más crítico de todo el procedimiento, para el doctor Galán, es cuando hay que decidir si el órgano es el idóneo para trasplantar «Lo decides cuando lo ves, cuando lo palpas al extraerlo». Y es que, por ejemplo, para trasplantes renales no es necesaria la presencia del equipo que luego tendrá que intervenir al receptor, pero en otros casos, como en los cardíacos si que hay traslado de los médicos que tienen que después trasplantar el corazón.
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