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Facebook cumple años

La red social por excelencia nació hace diez años. En este tiempo ha acumulado más de 1.200 millones de usuarios, ha cambiado la forma de relacionarnos y ha hecho absurdamente rico a su fundador, Mark Zuckerberg

Carlos Benito

Miércoles, 5 de febrero 2014, 02:33

Facebook es un ejemplo increíble de desproporción entre intenciones y consecuencias. Va un tipo de 19 años, estudiante de Harvard, y se le ocurre crear «un directorio online que conecta a la gente», destinado exclusivamente a los alumnos de la prestigiosa universidad. Y, diez años después, ahí tenemos a su criatura, transformada en el coloso de las redes sociales, cada vez más parecida a un duplicado del mundo en el que hay que estar si se quiere existir del todo. Hoy, el día en el que Facebook cumple esa primera década, resulta obligado recordar que supera los 1.200 millones de usuarios, una 'ciudadanía' similar a la de la India, y que 756 millones de esos perfiles registran actividad diaria. El propio Mark Zuckerberg, monarca absoluto del planeta Facebook, no acaba de entender cómo ha ocurrido esa metamorfosis: «Cuando vuelvo la vista, una de las preguntas que me hago es: ¿por qué? ¿Por qué hemos sido nosotros los que hemos logrado esto?», ha dicho en una entrevista con 'Today', el programa de la NBC.

La cuestión resulta difícil de responder. Sobre todo, si tenemos en cuenta que muchos de esos usuarios que redondean la contabilidad de su empresa también siguen preguntándose a menudo por qué diablos están ahí, sin encontrar una explicación definitiva para su propia permanencia. Pero el caso es que Facebook se ha instalado en los hábitos sociales de buena parte de la humanidad y ha obrado extrañas alteraciones en nuestra percepción del espacio y del tiempo: estamos más cerca que nunca de los que viven lejos, y también compartimos más que nunca el presente con las personas de nuestro pasado. El distanciamiento, inexorable ley de vida durante toda la historia, ha quedado súbitamente abolido, de manera que arrastramos con nosotros un batiburrillo de compañeros de colegio, exnovios, colegas de viejos empleos, vecinos de antiguos domicilios, parientes con los que apenas hemos tenido trato, compinches de alguna juerga olvidada y, en fin, personas a las que no creemos conocer de nada, pero a las que en algún momento de flaqueza hemos admitido como amigos. O, para ser exactos, como «amigos de Facebook», que no es lo mismo.

«Yo destacaría tres cosas de su efecto en nuestras vidas -repasa el experto en redes sociales Andreas Schou-. Lo primero es cómo se han acortado nuestras conversaciones de reencuentro: ya no hace falta preguntar qué haces ahora, dónde fuiste de vacaciones o qué hiciste en el finde, porque ya lo sabemos de Facebook. Lo segundo es que ya no perdemos el contacto cuando cambiamos de lugar de trabajo o incluso nos mudamos de ciudad o país, y en el último año millones de mayores de entre 50 y 60 años se han unido a Facebook y se han reencontrado con amigos de su juventud o infancia. Lo tercero es que, con Facebook, la mítica regla de seis grados de separación con cualquier persona del mundo se ha reducido a tres o cuatro: si organizas una fiesta y dices a los invitados que lleven a un amigo y que este lleve a otro, podría aparecer George Clooney». El contacto continuo a través de Facebook también tiene sus contrapartidas: algunas voces críticas reprochan que el encuentro en persona se haya reemplazado por este simulacro de emoticones y pulgares hacia arriba -será que no les han invitado todavía a una reunión de antiguos compañeros- e incluso hay estudios que plantean cómo, a través de la ventana de Facebook, podemos llegar a la deprimente conclusión de que las existencias ajenas son más felices que la nuestra.

Uno se siente tentado de decir que, si hay alguien a quien Facebook le haya cambiado realmente la vida, ha de ser a sus creadores y sus responsables, esas personas para las que todos trabajamos un ratito al día. Pero Mark Zuckerberg, que cumplirá los 30 en mayo, sigue luciendo sus sudaderas con capucha y sus camisetas grises, de las que tiene cajones llenos para no perder el tiempo en dudas indumentarias. Le habrá cambiado la vida, seguro, pero sigue sin ajustarse a nuestra idea de una persona cuya fortuna supera los 24.000 millones de dólares. Él es el más millonario de los millonarios de Facebook, aunque de la que se habla estos días es de Sheryl Sandberg, la jefa de operaciones de la empresa, que acaba de rebasar la frontera simbólica de los mil millones de dólares. La semana pasada, el subidón de las acciones de Facebook tuvo como consecuencia inmediata que sus capitostes se repartieron 4.500 millones, y una de las más beneficiadas fue esta ejecutiva de 44 años, procedente de Google y madre de dos hijos, que cobra un sueldo anual de 300.000 dólares.

Con mi abuelo, no

En el cuarto trimestre del año pasado, Facebook tuvo unos ingresos de 2.590 millones de dólares, el 63% más que en el periodo correspondiente del ejercicio anterior, y en el conjunto de 2013 la cifra se elevó a 7.870 millones, lo que supuso una subida del 55%. Pero, por debajo de ese tintineo de los buenos resultados, empiezan a escucharse augurios pesimistas, que presagian un futuro negro para Facebook. Dos estudiantes de doctorado de Princeton han llegado a la conclusión de que la red social va a perder el 80% de sus usuarios para 2017, aunque los analistas de Facebook, guasones ellos, han aplicado el mismo método a Princeton y han anunciado que está «en peligro de desaparecer por completo». El argumento más repetido para negar a Facebook un porvenir próspero es que los adolescentes no quieren compartir una red social con sus padres y, horror de los horrores, con sus abuelos, así que desertarán en masa hacia entornos más íntimos, donde puedan ahorrarse exposiciones indeseadas y comentarios bochornosos.

«Eso se dice, pero a mí me parece que simplemente utilizan más de una red social, en función de sus propósitos: Instagram para las fotos, WhatsApp para los mensajes privados y Snapchat para imágenes que no quieren que lleguen a manos equivocadas. Yo aún veo positivo el futuro de Facebook, que además se ha convertido en una plataforma integrada con múltiples servicios, en los que puedes usar Facebook para darte de alta», comenta Schou. Los datos más recientes de EE UU, desde luego, demuestran que Facebook se mantiene como la red social más popular entre las personas de entre 18 y 24 años (pertenece a ella el 89%), seguida por Instagram, que también es propiedad de Facebook.

Pero, del mismo modo que nadie habría podido predecir el alcance de aquel modesto directorio de Harvard, los pronósticos seguros no existen en este terreno. «Facebook ha perdido el componente emocional frente a herramientas como WhatsApp -valora la consultora Clara Ávila- y nadie le asegura que siga siendo la red social más importante. Acabar con su hegemonía y desplazar a toda su comunidad es complicado a estas alturas, pero no imposible. Hemos visto cómo los usuarios varían su presencia en las redes: antes los adolescentes estaban en Tuenti y ahora se están moviendo a Twitter. El futuro es incierto, así que es mejor no despegar la vista». La gran ventaja de Facebook, de momento, es su dimensión gigantesca, ecuménica. Al propio padre de la 'world wide web', el británico Tim Berners-Lee, le atribuyen un comentario entre asombrado y dolorido: «En el mundo -dijo- hay cientos de millones de personas que creen que internet es Facebook».

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