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V. LLADRÓ
Lunes, 25 de mayo 2015, 23:59
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El nuevo régimen impuesto tras la guerra civil plasmó pronto sus principios del 'nacional-catolicismo', eliminando toda clase de manifestaciones consideradas inmorales por la Iglesia, atenta a velar por las 'buenas costumbres'.
Una de las prohibiciones que hoy resultan más llamativas fue, en 1940, la del Carnaval. Ni siquiera se permitían versiones menos atrevidas o inocentes, como fiestas particulares o disfraces infantiles. La decisión del Gobierno de Franco de borrar todo vestigio del Carnaval fue tan fuerte que se giraron instrucciones a la prensa para que no se mencionaran estas fiestas ni su prohibición. Sencillamente, que pasara desapercibido.
El almanaque de LAS PROVINCIAS de 1940 detalla que la prohibición se extendió a la mundana Nochevieja, que no se podía celebrar en hoteles y restaurantes. La Navidad se limitaba a las celebraciones religiosas, concurso de belenes, cabalgata de Reyes Magos y feria de atracciones.
Pero mientras se extendían unas restricciones se levantaban otras. El régimen suprimió en 1940 la censura para la correspondencia particular, salvo si eran cartas que llegaban del extranjero.
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